martes, 10 de septiembre de 2013

DAGO. LUCCA: EL AMARGO SABOR DE LA VENGANZA

Dago: Lucca Vol. 1 y 2 (de 2). Guiones: Robin Wood. Dibujos: Carlos Gómez. Portadas: Carlos Gómez. 128 páginas en blanco y negro, cada uno. Comic.ar Ediciones. ISBN: 978-987-28876-1-2. Argentina, agosto de 2013.

Realmente, no sé si es responsabilidad de Dago o mía. Del cómic, probablemente, porque al apostar fuertemente por la lógica folletinesca impresa en su ADN, construye arquetipos exacerbadamente unidimensionales en lugar de personajes, renunciando a la exploración de cualquier sutileza psicológica existente en las contradicciones que los mismos cargan a simple vista. Y mía, casi seguro, porque esta característica de la serie se me aparece y cobra cuerpo ahora que puedo volver a leer a Dago con cierta regularidad, gracias al relanzamiento encarado por Comic.ar a partir del Saqueo de Roma, prolongado en estos dos tomos de Dago: Lucca, aventura tanto o más importante que la anterior para la peripecia interna del solitario justiciero.


Y si estos 21 episodios compilados cargan un decisivo peso específico dentro de la longeva serie es porque cierran, de una vez y para siempre, la motivación vengativa que supo guiar los pasos de Dago desde su origen veneciano. En Lucca (la ciudad y la saga), confluyen definitivamente los bifurcados senderos de César Renzi / Dago y el duque Bertini, principal ideólogo del asesinato de la familia del héroe, en aquel primer histórico episodio del cómic. Tanta espera, por supuesto, llegará precedida de las necesarias intrigas palaciegas, de un efectivo reguero de sangre, algunos amores furtivos y el romántico recurso de emparentar el estado sentimental/emocional de los protagonistas con los cambios climáticos de la naturaleza.


Y es, paradójicamente, la propia naturaleza del cómic la que termina (por momentos) jugándole en contra. Porque, más allá de algunas posturas maniqueas y algo retrógradas (sobre todo en la composición de la identidad femenina), el gran problema de Dago: Lucca aparece en la reiteración de problemas, de soluciones, de las mismas posiciones monolíticas que se van tomando frente a vicisitudes similares. La repetición, obviamente, forma parte de la identidad folletinesca que los guiones de Robin Wood reconocen y explotan con maestría dramática, pero aquello que funciona como un relojito en procesos de lectura de doce páginas semanales (ritmo con que se publicó originariamente en la italiana LancioStory durante la primera mitad del 2001) no genera el mismo impacto cuando se atacan las 252 páginas de corrido.


Así, el proceso de realización de la venganza se vuelve largo y predecible, quitándole preponderancia a la intensa consumación de la misma, resuelta de manera tan efectiva como breve. Lo que marca la diferencia, como siempre que Carlos Gómez está al mando del apartado gráfico, es el virtuosismo sin estridencias de su trazo, la fluidez de las expresiones corporales, las cambiantes dinámicas que sabe imprimirle a la acción. Y las incomparables panorámicas y/o vistas detalladas del casco histórico de Lucca, sus calles y sus gentes, sus pasajes y secretos, sus catedrales y torres. Esas murallas que, año tras año, cobijan a uno de los salones internacionales de cómics más prestigiosos del mundo, ambiente más que acorde para que Dago le conceda a César Renzi el descanso y la paz que a él le seguirán estando vedados.
Fernando Ariel García

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