Déjà Vu.
Con este término francés, el editor Mike Richardson recibe a los lectores de Dark Horse Presents (DHP) en la retiración de portada. Y hay motivos de sobra para que su utilización resulte sumamente adecuada. Por un lado, se trata de la segunda encarnación de DHP (tercera si contamos su existencia virtual en la red), revista antológica publicada originalmente entre 1986 y 2000, una de las principales plataformas desde donde la editorial Dark Horse logró consolidarse en el mercado local e internacional, gracias (entre otros muchos materiales, es cierto) al Concrete de Paul Chadwick y al Sin City de Frank Miller. Que ambos autores estén presentes en el relanzamiento del título bandera, ayuda a instalar esta experiencia paramnésica de sentir que ya se ha experimentado algo que debería ser nuevo.
Con este término francés, el editor Mike Richardson recibe a los lectores de Dark Horse Presents (DHP) en la retiración de portada. Y hay motivos de sobra para que su utilización resulte sumamente adecuada. Por un lado, se trata de la segunda encarnación de DHP (tercera si contamos su existencia virtual en la red), revista antológica publicada originalmente entre 1986 y 2000, una de las principales plataformas desde donde la editorial Dark Horse logró consolidarse en el mercado local e internacional, gracias (entre otros muchos materiales, es cierto) al Concrete de Paul Chadwick y al Sin City de Frank Miller. Que ambos autores estén presentes en el relanzamiento del título bandera, ayuda a instalar esta experiencia paramnésica de sentir que ya se ha experimentado algo que debería ser nuevo.
Adelanto de Xerxes, de Frank Miller. Resulta más interesante la entrevista al autor que las pocas páginas del cómic
El problema, claro, no radica en que Chadwick vuelva a Concrete, o en que Miller muestre dos botones de Xerxes, la promocionadísima secuela de 300 que, en realidad, es una precuela. Lo de Miller pinta bien, sobre todo porque es en blanco y negro; y lo de Chadwick es una interesante reflexión sobre las relaciones sentimentales amorosas entre un hombre y una mujer, más allá de las apariencias, cuando el amor se mantiene a través de los años y cuando el amor deja de ser amor para pasar a ser otra cosa, de índole criminal. Intersección, se titula la historia. Y es un título que define a la perfección la naturaleza de esta primera entrega de DHP.
Concrete, de Paul Chadwick. Metáfora perfecta de la publicación
Porque la revista padece de una indefinición pendular que la lleva del enfoque tradicional del continuará a la renovación vanguardista de la novela gráfica entendida como género narrativo. Del primer lado, además de Concrete y Xerxes, están el Marked Man de Howard Chaykin, el Blood de Neal Adams y el Murky World de Richard Corben, tres nuevos trabajos de tres pesos pesados del cómic internacional, números puestos en cualquiera de las revistas antológicas que habitaron las juventudes de quienes hoy piloteamos las cuatro décadas: Cimoc, Comix Internacional, Métal Hurlant, etcétera etcétera. Algunas con más suerte, otras con menos, las tres se leen como historietas de los ’80 y hasta como buenas historietas de los ’80. Pero están hechas en el 2011. Y no sólo nosotros dejamos de ser aquellos lectores ochentosos, la historieta (como medio de comunicación y lenguaje) también ha dejado de ser aquella historieta.
Marked Man, de Howard Chaykin. La vida cotidiana de un hombre con doble vida: Marido imperfecto de día, ladrón perfecto por las noches
Jorge Marlow es Blood, el protagonista de la homónima serie fantacientífica de Neal Adams. Un policía medio loco, unido simbióticamente a una forma alienígena de vida, que pretende dominar al mundo. O algo así.
Murky World. Richard Corben, sinónimo de Espada y Brujería
Con un enfoque alejado del cómic industrial, apuntando a un tono más intimista y a la puesta en valor de anécdotas pequeñas por sobre tramas grandilocuentes, aparece lo más interesante de este DHP. Hablo de Finder: Third World, de Carla Speed McNeil, de lejos lo mejor de estas 80 páginas a todo color. Miradas, posturas, palabras justas para insinuar el mundo interior de este hombre que busca trabajo y lo encuentra en una empresa de delivery, mientras empieza a ventilarse un pasado (bastante cercano, pareciera) relacionado con un asesinato. Y un escalón por debajo, el Snow Angel de David Chelsea con tonos autobiográficos que no prescinden de lo fantástico.
Finder: Third World, de Carla Speed McNeil. ¡Quiero más!
Snow Angel, de David Chelsea. Sentimientos cálidos en ambientes fríos. ¿O es al revés?
En el medio, el Mr. Monster de Michael T. Gilbert, un divertido homenaje a los cómics de monstruos estrafalarios que Stan Lee y Jack Kirby firmaron en los ’50 y los ’60. La clave del éxito, que Gilbert maneja con maestría absoluta, radica la resignificación de los viejos paradigmas a través del filtro respetuoso del humor. El resto de la revista apunta a lectores específicos: Los seguidores de Harlan Ellison y los devotos de La Guerra de las Galaxias.
OOOAK, el árbol que caminaba como un hombre. El nuevo enemigo de Mr. Monster
Prólogo de Crimson Empire III, de Randy Stradley y Paul Gulacy. Más plata para George Lucas
En resumen, disfruté de las historietas de este DHP de manera aislada, nunca con la sensación de un todo. Como si hubiera comido un sándwich separando los elementos que lo componen. Primero el pan, después el jamón y por último el queso. Los sabores fueron deliciosos, satisfice mi hambre, pero no comí un sándwich.
Y al abrir el Nº 1 de DHP esperaba leer una revista, no un compilado de aventuras.
Fernando Ariel García
Y al abrir el Nº 1 de DHP esperaba leer una revista, no un compilado de aventuras.
Fernando Ariel García
Dark Horse Presents Nº 1. Autores: Varios. Portadas: Paul Chadwick (regular), Frank Miller y Paul Pope (alternativas). Editor: Mike Richardson. 80 páginas a todo color. Dark Horse. ISSN: 7-61568-17843-2. EE.UU., abril de 2011.
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