¿Para qué sirve un bicentenario?
La pregunta, nada inocente en estos años en que comienzan a celebrarse los dos siglos de las independencias de diversos países de la América latina, podría (debería, a mi entender) servir de disparador para un debate profundo sobre el acceso y el ejercicio que, como ciudadanos, tenemos de los conceptos que consideramos fundantes para nuestras naciones: Soberanía. Libertad. Justicia. Igualdad.
La pregunta, nada inocente en estos años en que comienzan a celebrarse los dos siglos de las independencias de diversos países de la América latina, podría (debería, a mi entender) servir de disparador para un debate profundo sobre el acceso y el ejercicio que, como ciudadanos, tenemos de los conceptos que consideramos fundantes para nuestras naciones: Soberanía. Libertad. Justicia. Igualdad.
La lista podría seguir ad eternum, pero quisiera quedarme en el valor que se les da a estos valores, que se consiguieron gracias al hacer de los hombres y no por gracia divina. Un legado que nos carga los hombros de responsabilidad para con las futuras generaciones. Un presente histórico que no siempre se conjuga como se debe. Y no siempre se articula de la misma manera.
Ahí, quiero creer, radica el mayor mérito de este flamante 1811 parido por Robin Wood y Roberto Goiriz (con el apoyo incondicional y necesario de Edgar Arce y Jorge Rubiani), una historieta que recuenta los hechos que dieron a luz la independencia del Paraguay pero que pone en escena conflictos, intereses y decisiones que involucraron a la Gran América soñada por Bolívar. Conflictos, intereses y decisiones que nos siguen involucrando hoy. A todos. Porque la lucha no fue (no es) sólo entre hombres. Fue (es) entre modelos de sociedad, entre conceptos de país.
Alrededor de José Gaspar Rodríguez de Francia (1766-1840), una de las figuras más importantes de la historia paraguaya, que fuera principal ideólogo de la revolución de 1811 y terminara convertido en despótico dictador en 1816, Wood y Goiriz despliegan el marco ideológico en que esta “tierra implacable, misteriosa y torturada” que es el Paraguay, hizo valer su identidad. De manera llana, directa, aparecen las ideas libertarias de la Revolución Francesa; el momento propicio que brinda la invasión napoleónica a España y el asilo del rey Fernando VII; la interconexión existente entre los movimientos insurgentes que llegan desde Buenos Aires. Porque la historia de 1811 está lejos de la Historia tradicional de los manuales. Aquí no hay héroes sino hombres. La luz es un estadío al que vamos a llegar una vez que atravesemos el túnel. Y el camino no será fácil, ni sencillo ni unidireccional. El destino va siendo tejiendo frente a nuestros ojos por hombres de pensamiento y hombres de acción. Con marchas y contramarchas, intrigas, muestras de heroísmo y traición. Y armas. Muchas armas. Porque el que tiene las armas, detenta el poder.
No soy un experto en la historia paraguaya, pero pareciera ser que el hecho decisivo, el punto de no retorno, es la batalla de Tacuarí. Ese 9 de marzo de 1811, las tropas paraguayas al mando del coronel Manuel Atanasio Cabañas se impusieron sobre las fuerzas comandadas por Manuel Belgrano. No importa mucho (creo) si los paraguayos echaron al argentino, o si el miembro de la Primera Junta de Gobierno de Buenos Aires tuvo que abandonar la campaña al Paraguay para dedicarse al teatro de operaciones de la Banda Oriental. Lo relamente importante es que ese día, en ese momento, los paraguayos decidieron independizarse de España. Y decidieron independizarse de Buenos Aires. Se asumieron libres. Se expresaron soberanos. Y ese paso, de pueblo a Nación, es lo que cuenta 1811.
Al frente de un proyecto cultural-educativo inédito en el Paraguay (y que sería interesante ver replicado en otras latitudes de la América latina), Wood y Goiriz ponen al alcance de los lectores una mirada histórica, entre crítica y reflexiva, de la gesta fundante del Paraguay. Historieta oficial (que no Historia Oficial), realizada por las faustos independentistas bajo patrocinio de la Comisión Nacional del Bicentenario, 1811 deja bien en claro de dónde se viene.
Y lo más importante, abre el diálogo para ver adónde se va.
Fernando Ariel García
Y lo más importante, abre el diálogo para ver adónde se va.
Fernando Ariel García
1811
Guión: Robin Wood
Dibujos: Roberto Goiriz
Color: Edgar Arce
Asesor histórico: Jorge Rubiani
60 páginas a todo color
Guión: Robin Wood
Dibujos: Roberto Goiriz
Color: Edgar Arce
Asesor histórico: Jorge Rubiani
60 páginas a todo color
Tinta Paraguaya
hola como estan amigos de este blog por favor sera que me pueden ayudar con dibujos de los proseres de la independencia de paraguay porque estamos en el bicentenario y necesitamos material como beo que ustedes tiene conocimiento Roberto Goiriz con los dibujos Robin Wood con los guiones Jorge Rubiani con la historia por favor requiero la historia y graficos si es posible a mi correo juancae7@gmail.com les agradezco de antemano por su favorable respuesta....
ResponderEliminarAtte.
Carlos Cando