Hay quiénes están a favor y hay quiénes están en contra. De haber decidido continuar las aventuras del Eternauta, el personaje ícono de la historieta argentina. Porque la abundancia de trabajos a cargo de otros autores va a terminar arruinando el inigualable logro alcanzado por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Eso dicen las voces más tremendistas, sin aceptar que tanto Oesterheld como Solano López habían tenido la idea de prolongar el vagabundeo espacio-temporal de Juan Salvo casi en el mismo momento de cerrar la primera epopeya de la saga. En lo personal, la verdad, es algo que me tiene sin cuidado. Batman, por poner el ejemplo de un referente de la cultura cuyas aventuras vienen siendo desarrolladas por diferentes manos desde hace más de setenta años, tiene historietas buenas e historietas de las otras. Y ninguna de las tantas innecesarias que pueden leerse por ahí terminó afectando la calidad de las que sí valen la pena.
Dicho esto, centrémonos en El Eternauta: El perro llamador y otras historias, tercer volumen de la Colección Universo Eternauta publicada por Doedytores y dirigida por el propio Solano López. La colección, por si alguien todavía no está al tanto, nació para expandir argumentalmente el mito, publicando historias alternativas a las canónicas, El Eternauta I, El Eternauta II y El Eternauta: El regreso. A diferencia de los tomos anteriores, El mundo arrepentido y Odio cósmico, la nueva entrega del Universo Eternauta no presenta una, sino tres historias independientes.
El perro llamador, la más larga e importante del libro, de ahí que le de título, es una de las historietas con que Solano López intentó retomar la licencia en la década del ’80. Gestada en la España de 1981 entre el dibujante y el guionista Sergio Kern, pensada para la publicación italiana L’Eternauta, quedó sin embargo inconclusa e inédita. Las ocho primeras páginas, las únicas dibujadas en ese entonces por Solano, vieron la luz en el libro Solano López: En primera persona, hace ya varios años. Y para esta publicación actual, Salvador Sanz, Cristian Mallea (con una ayudita de su amigo Jok) y Enrique Santana se hicieron cargo del arte de los tres capítulos que estaban sin dibujar.
Que tantas manos se hayan metido en el mismo plato no significa que el resultado sea un garabato. Al contrario, a pesar de las diferencias estilísticas existentes entre los cuatro artistas gráficos, El perro llamador es una obra de fuerte lógica interna, en donde cada uno de los artistas aporta su identidad al resultado final, a esta altura indivisible en sus partes consustanciales. El mérito, o el mérito mayor quizás, radica en el guión de Sergio Kern, que se aleja (supongo que premeditadamente) de los cánones habituales del Eternauta, respetando el disparador clásico de la saga: La invasión.
Inscripta casi de lleno en la ciencia-ficción de ribetes filosóficos, El perro llamador pone al Eternauta en un ambiente onírico, opuesto a las fuertes referencias urbanas de la primera parte. Está narrada en primera persona, pero esa primera persona es Juan Salvo. Un Juan Salvo ya transformado en El Eternauta, seguro de algunas cosas pero a años luz de la hierática autosuficiencia de la segunda parte. Es un líder en formación, en camino de su asunción como líder. Es dueño de un lenguaje poético, introspectivo, acostumbrado al devenir cósmico que le toca como navegante del porvenir. No es un superhéroe ni un hombre todopoderoso. Sigue siendo un hombre. Un hombre muy especial, pero hombre al fin. Y aquí, encima, es el único adulto.
Inscripta casi de lleno en la ciencia-ficción de ribetes filosóficos, El perro llamador pone al Eternauta en un ambiente onírico, opuesto a las fuertes referencias urbanas de la primera parte. Está narrada en primera persona, pero esa primera persona es Juan Salvo. Un Juan Salvo ya transformado en El Eternauta, seguro de algunas cosas pero a años luz de la hierática autosuficiencia de la segunda parte. Es un líder en formación, en camino de su asunción como líder. Es dueño de un lenguaje poético, introspectivo, acostumbrado al devenir cósmico que le toca como navegante del porvenir. No es un superhéroe ni un hombre todopoderoso. Sigue siendo un hombre. Un hombre muy especial, pero hombre al fin. Y aquí, encima, es el único adulto.
Porque en este mundo al cuál llega materializándose desde quién sabe dónde, no hay hombres ni mujeres adultos. Sólo niños. Y la voz de un perro (¿un amigo imaginario colectivo?) que busca protegerlos. O engañarlos. Lo más interesante del escenario planteado es que la invasión ya terminó. Fue exitosa, si contamos con que exterminó a todos aquellos que podían hacerle frente. O falló, si pensamos que un montón de chicos lograron (y aún logran) sobrevivir. Y Juan Salvo aparece justo para romper la monotonía de las cosas. Con el leitmotiv trasladado al estadío posterior a la Resistencia, que podríamos denominar como la Reconstrucción, El Eternauta guía a los chicos, que siempre son los representantes del futuro. Los cuida. Y al hacerlo, resguarda también el valor de la memoria tras la hecatombe que provocó la invasión. Les deja el legado más valioso, el de la unión para alcanzar el bien común. Y la libertad para crecer sin condicionamientos, para asumir una identidad sin imposiciones.
Las otras dos historias del álbum son claros complementos de El perro llamador. Menores en espacio pero no en alcance simbólico. El día en que Gilgamesh y El Eternauta se encontraron (Toni Torres y Sergio Mulko) es mucho más que el encuentro casual (o no) entre dos importantes personajes del noveno arte local. Representa la apertura del diálogo entre las dos corrientes mayoritarias del discurso historietístico aventurero de pretensiones realistas con que cuenta la Argentina. La Escuela Oesteheld, significada por el Eternauta; y la Escuela Columba, presente aquí en la figura de Gilgamesh el inmortal, la creación de Lucho Olivera que, después, fuera guionada por Sergio Mulko y Robin Wood, entre otros. Dos escuelas que parecían enfrentadas y que aquí, en el diálogo de sus exponentes, hacen las paces, reconocen similitudes y diferencias en medio de un juego de espejos que tiene en el centro la idea de los viajes temporales y la perdurabilidad de la carne.
Por último, La balada de los Gurbos (Mauro Mantella, Quique Alcatena y Ariel Rodríguez Miguerez) define y da entidad psicológica a los Gurbos, esos mastodontes gigantes manejados por los Manos (manejados, a su vez, por los Ellos) que hasta aquí sólo habían sido abordados como una imparable fuerza de proporciones físicas. Gran guión éste de Mantella, que logra capitalizar el amor de Alcatena hacia la figura de los Gurbos, dotando de vida interna a una de las razas capitales (pero segundonas) de la saga.
Hay más cosas en el cielo y en la Tierra que todas las que pueda soñar tu filosofía, escribió Shakespeare. Como en toda obra maestra, en El Eternauta hay (y seguirá habiendo) más cosas de las que imaginamos como lectores. Por suerte, están los autores convocados para la Colección Universo Eternauta, capaces de ver lo que nosotros no. Y luego enseñárnoslo.
Fernando Ariel García
Hay más cosas en el cielo y en la Tierra que todas las que pueda soñar tu filosofía, escribió Shakespeare. Como en toda obra maestra, en El Eternauta hay (y seguirá habiendo) más cosas de las que imaginamos como lectores. Por suerte, están los autores convocados para la Colección Universo Eternauta, capaces de ver lo que nosotros no. Y luego enseñárnoslo.
Fernando Ariel García
El Eternauta: El perro llamador y otras historias
(Colección Universo Eternauta Nº 3)
Guiones: Sergio Kern, Toni Torres y Mauro Mantella
Dibujos: Francisco Solano López, Salvador Sanz, Cristian Mallea, Enrique Santana, Sergio Mulko, Enrique Alcatena y Ariel Rodríguez Miguerez
(Colección Universo Eternauta Nº 3)
Guiones: Sergio Kern, Toni Torres y Mauro Mantella
Dibujos: Francisco Solano López, Salvador Sanz, Cristian Mallea, Enrique Santana, Sergio Mulko, Enrique Alcatena y Ariel Rodríguez Miguerez
Director: Francisco Solano López
Portada: Francisco Solano López
Asesor general: Mariano Chinelli
64 páginas en blanco y negro
Doedytores
ISBN: 978-987-9085-44-8
Portada: Francisco Solano López
Asesor general: Mariano Chinelli
64 páginas en blanco y negro
Doedytores
ISBN: 978-987-9085-44-8
Argentina, abril de 2010
creo que estas historias paralelas le aportan mucho a un personaje tan grande como Juan Salvo.
ResponderEliminarExcelente nota, estoy buscando este nuevo comic en Madrid, pero aún no se consigue.
Saludos!
Es así, ninguna historia nueva va a alterar el original.
ResponderEliminarEl de El Eternauta es un universo que da para mucho. Si hace hace con responsabilidad hay muchas historias para contar.
Saludos