Marco Polo fue un mercader y explorador veneciano que estuvo entre los primeros occidentales en recorrer el camino de la seda a China. Y el libro que le dedicó a la narración de sus viajes, se dice, estuvo entre los que Colón trajo a América en 1492. Símbolo de la aventura romántica idealizada, el de Marco Polo es el nombre que inmediatamente aparece asociado al de este gorila autodefinido “andarín vendedor de ilusiones”. Seguramente por compartir un costado proclive a la mentira, el engaño y el autobombo desmedido. Tal vez por su condición de mercenarios al servicio, principalmente, de ellos mismos. Principalmente, porque el título original de esta (injustamente menospreciada) historieta de Carlos Trillo y Enrique Breccia, Los viajes de Marco Mono, calque y parodie el de la más conocida traducción al español del libro dictado en una oscura celda genovesa: Los viajes de Marco Polo.
Resulta obvio, entonces, que Marco Mono es el Marco Polo que podía parir la Argentina del Proceso, que es el periodo histórico específico en que esta historieta se dio a conocer. A partir de 1979, en El Péndulo. Tras su cierre, en Hurra (1980). Y, finalmente, con un episodio postrero en SuperHumor. Un ajetreado camino que puede explicar algunas indefiniciones presentes en el cómic, que asoma puntadas de ciencia-ficción metafórica al estilo de Metal Hurlant para insinuar después algunas actitudes y posturas asimilables a la cultura rockera. Y así, por ser un poco de todo, no alcanza a definir un perfil identitario. No es esto una molestia para el lector, de todas formas, ya que la falta sólo puede percibirse gracias a que, por vez primera, alguien se decidió a compilar íntegramente la saga. Y al tener acceso al discurso completo elaborado por los autores, queda muy claro el verdadero sentido que cargan las viñetas: La crítica, a veces sutilmente velada y otras descarnadamente expuesta, a la última dictadura militar argentina y, sobre todo, a la escala de valores que vino a imponer a sangre y fuego.
Una Buenos Aires corrompida como principal escenario de la saga
Marco Mono, escribió Trillo en el prólogo, “está entre la hipocresía y la maldad sin culpa”. Simpático y falluto, es un gorila rastrero que se rasca para adentro, buscando la ventaja (por más pequeña que sea) que le permita sacar provecho del otro. Es un auténtico glorificador del individualismo a ultranza, perfil que en democracia entronaría la década menemista, continuidad ideológica del Gobierno de facto. Presintiendo (o adivinando) aquello que llegaría a ser, Trillo y Breccia muestran la ironía cruel de un mundo real que se encaminaba hacia el paradigma expuesto en la historieta. Con mucho humor ácido, grandes dosis de cinismo, creando sentido desde el sinsentido. Satirizándolo todo: La glorificación de los preceptos de aquello que más adelante sería conocido como capitalismo salvaje, la sociedad de consumo, la deshumanización de las relaciones humanas, las políticas públicas y hasta ellos mismos.
Carlos Trillo....
... Enrique Brecccia como Alvar Mayor y Guillermo Saccomanno, todos hechos personajes en Marco Mono
Exacerbando una melancólica poesía del conformismo, crearon un cuento de hadas posmoderno, donde las cosas no son lo que son sino lo que referencian. Por eso, ante la imposibilidad de un final feliz, sólo queda el final resignado. Ese que resume con prepotencia gráfica la imagen de portada. El grito primario de primate, que no se puede dar porque nadie parece escucharlo: Ay.
Fernando Ariel García
Fernando Ariel García
Marco Mono
Guión: Carlos Trillo
Dibujos: Enrique Breccia
80 páginas en blanco y negro
Doedytores
Guión: Carlos Trillo
Dibujos: Enrique Breccia
80 páginas en blanco y negro
Doedytores
ISBN: 978-987-9085-41-7
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