jueves, 6 de junio de 2019

X-MEN – DARK PHOENIX: TRISTE, REPETIDO Y FINAL

X-Men – Dark Phoenix. Director: Simon Kinberg. Protagonistas: James McAvoy (profesor Charles Xavier), Michael Fassbender (Erik Lehnsherr / Magneto), Jennifer Lawrence (Raven Darkholme / Mystique), Nicholas Hoult (Hank McCoy / Bestia), Sophie Turner (Jean Grey / Fénix), Tye Sheridan (Scott Summers / Cíclope), Alexandra Shipp (Ororo Munroe / Tormenta), Evan Peters (Peter Maximoff / Quicksilver), Kodi Smit-McPhee (Kurt Wagner / Nightcrawler), Kota Eberhardt (Selene Gallio / Reina Negra), Andrew Stehlin (Paul Hark / Lotus Rojo), Lamar Johnson (Match) y Jessica Chastain, entre otros. Participación especial de Halston Sage (Dazzler), Daniel Cudmore (Piotr Rasputin) y Chris Claremont (ciudadano). Guión: Simon Kinberg, basado en personajes y situaciones desarrolladas por Stan Lee, Jack Kirby, Len Wein, Chris Claremont, Dave Cockrum y John Byrne para los cómics de X-Men de Marvel, en especial la Saga de Fénix Oscura. 20th Century Fox / Marvel Entertainment / TSG Entertainment. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 6 de junio de 2019. 


Es cierto, Marvel definió la forma contemporánea de hacer y ver cine de superhéroes, pero nada de eso hubiera pasado si Fox no jugaba la ficha de los X-Men hace 20 años, una década antes de que Iron Man llegara para empezar a establecer el estándar que X-Men – Dark Phoenix no alcanza. Además, si Disney no compraba Fox el pasado marzo, esta desdibujada película no sería el final de una saga sino un eslabón más en el desarrollo de un universo cinematográfico mutante con suficientes potencialidades para redimirse. Y por último, si Marvel no estrenaba Capitana Marvel, Fox no se habría impuesto la necesidad de volver a filmar el desenlace del film, bajando la pelea del siglo desde el espacio exterior hasta un tren en movimiento, confundiendo la épica con la destrucción. 


De todas formas, creo, los errores de Simon Kinberg no parecen haber sido forzados por los movimientos creativos y empresarios que se dieron fuera del metraje que filmó, sino dentro de los propios conceptos de su obra. La idea de reiniciar la saga de los X-Men desde la premisa argumental de Días del futuro pasado siempre me pareció tan pretenciosa como estéril; y marcó (para mí) el inicio del declive. La competencia entre castings terminó mal para la primera generación de mutantes, los que viven sus aventuras en el pasado y son los protagonistas de Dark Phoenix. Están mejor lookeados, eso sí, pero les falta carisma y mucha (mucha) química de grupo. 


Con todo esto en contra, ¿qué necesidad había de volver a contar la historia de Jean Grey convertida en Fénix Oscura, la entidad más poderosa del Universo, si ya la habíamos visto en X-Men: La batalla final, el tercer opus de la serie? Sí, aquella película era bastante mala, pero esta no enmienda ninguna de las macanas perpetradas en 2006. Es más, si me apuran, hasta las empeora con posturas maniqueas, diálogos huecos, poses pomposas, superficiales dramas existenciales y una escala cósmica que se achata a hipervelocidad. Está bien, le agregaron una mirada de género que antes del #MeToo no estaba, pero esa perspectiva tampoco impacta de manera determinante en la trama. 


Una pena que estos X-Men pasen a retiro yéndose al descenso, cuando en realidad deberían despedirse dando la vuelta olímpica. Ahora sólo nos queda esperar a ver cuándo (y cómo) Marvel los trae de vuelta. No hace falta fumarse los títulos finales, la saga ya había terminado antes de que llegara este fin. 
Fernando Ariel García

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