miércoles, 12 de junio de 2019

UN AMOR IMPOSIBLE: CRÍMENES Y PECADOS

Un amor imposible. Directora: Catherine Corsini. Protagonistas: Virginie Efira, Niels Schneider, Jenny Beth y Estelle Lescure, entre otros. Guión: Catherine Corsini y Laurette Polmanss, en base a la novela homónima de Christine Angot. Chaz Productions / Artémis Productions / Le Pacte / France 3 Cinéma / VOO / BE TV / Shelter Prod. Francia, 2018. Estreno en la Argentina: 13 de junio de 2019. 

Una novela rosa que funde a negro. Más allá de lo que promete (y entrega) su título, Un amor imposible (Un amour impossible) es algo mucho más complejo, dramático y desgarrador que la historia romántica entre un hombre y una mujer que nos llega mediada por la voz y las vivencias de su hija. Las idas y vueltas que, durante más de treinta años, acercaron y expulsaron a Philippe y Rachel. Él, un seductor burgués parisino con pretensiones de intelectual y una posición bastante encumbrada, que trabaja como traductor para una base militar asentada en Châteauroux. Y ella, una mujer judía, humilde y trabajadora. Ambos, unidos casi exclusivamente por el deseo carnal y separados por todo lo demás. Sobre todo, por su hija Chantal. 


Basado en la novela con tintes autobiográficos de Christine Angot, la mirada de la directora Catherine Corsini articula y amplifica, de manera clara y concisa, el catálogo de tensiones que pueden albergar las relaciones humanas. La diferencia de clase como sistema de dominación, el romanticismo idílico como método de sumisión, el impacto que una relación desequilibrada pueda causar en la psiquis de una hija no reconocida y con padres separados, en una comuna industrial ubicada en el centro de Francia, a finales de los años ’50. Y la (de)construcción de ese vínculo único e intransferible que se entabla entre madre e hija a lo largo de una vida. 


La actual mirada de género que le imprime Corsini al film es uno de sus (tantos) grandes logros. Si bien no debe juzgarse el pasado con los ojos del presente, es imposible no irritarse por la agraviante cultura machista que asoma naturalizada por hombres y mujeres de la época. Desprecios íntimos, maltratos injustificables, denigraciones imperdonables que, por derecho ganado mediante la lucha feminista, hoy están siendo asumidos y condenados como lo que realmente son: violencia de género. Hasta que esos comportamientos cruzan la línea y entonces sí, el debate aparece planteado con una atemporalidad tan vertiginosa como abominable. Y Un amor imposible se vuelve la crónica asfixiante de un amor enfermizo, tóxico, destructor, que se enseñorea sobre sus víctimas, revictimizándolas a través del tiempo y el espacio, sentenciándolas a sufrir (incluso) la distancia emocional que precede al alejamiento físico. 



Una devastación que, sin emitir juicios, también se anima a interpelar a la víctima. ¿Satisfacer los egoísmos mutuos justifica el seguir soportando lo insoportable? ¿Es posible no ver lo obvio o esa ceguera es el resultado de una elección inconsciente? ¿Y si la víctima termina siendo victimario y/o cómplice? Si Angot y Corsini tienen razón, pueden romperse las cadenas que retienen en el pasado a las víctimas de violencia de género, aunque la Justicia humana no alcance o nunca llegue. Claro que antes, para alcanzar la reconciliación con la vida, uno tenga que superar el silencio, la vergüenza, los miedos, el desprecio, la culpa. Y la tristeza. Que, según Chantal, es lo que más tarda en irse. 
Fernando Ariel García

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