miércoles, 19 de junio de 2019

TOY STORY 4: LOS CHICOS CRECEN, LOS JUGUETES TAMBIÉN

Toy Story 4. Director: Josh Cooley. Voces en inglés: Tom Hanks (Woody), Tim Allen (Buzz Lightyear), Annie Potts (Bo Peep), Tony Hale (Forky), Jordan Peele (Bunny), Keegan-Michael Key (Ducky), Christina Hendricks (Gabby Gabby), Keanu Reeves (Duke Caboom), Ally Maki (oficial Giggle McDimples), Joan Cusack (Jessie), Bonnie Hunt (Dolly), Kristen Schaal (Trixie), Emily Davis (Billy, Goat y Gruff), Wallace Shawn (Rex), John Ratzenberger (Ham), Blake Clark (Slinky), Carl Weathers (Combat Carls), Don Rickles (Sr. Cara de Papa, mediante la utilización de grabaciones de las películas anteriores), Estelle Harris (Sra. Cara de Papa), Jeff Garlin (Buttercup), Timothy Dalton (Sr. Espinas), Steve Purcell (los Bensons), Jeff Pidgeon (Aliens), Madeleine McGraw (Bonnie Anderson), Jay Hernandez (papá de Bonnie), Lori Alan (mamá de Bonnie), June Squibb (Margaret) y Lila Sage Bromley (Harmony), entre otros. Participaciones especiales de Mel Brooks (Melefante Brooks), Carol Burnett (Chairol Burnett), Carl Reiner (Carl Reineroceronte), Betty White (Bitey White), Alan Oppenheimer (Old Timer) y Patricia Arquette (madre de Harmony). Guión: Andrew Stanton y Stephany Folsom, en base a una historia original de John Lasseter, Andrew Stanton, Josh Cooley, Valerie LaPointe, Rashida Jones, Will McCormack, Martin Hynes y Stephany Folsom, sobre personajes y situaciones creados por John Lasseter, Pete Docter, Andrew Stanton y Joe Ranft. Música: Randy Newman. Walt Disney Pictures / Pixar Animation Studios. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 20 de junio de 2019. 


Yo soy de los que querían que todo se terminara en Toy Story 3. Un cierre perfecto para una saga perfecta, que supo ir creciendo acompañando el crecimiento de sus espectadores. Un cambio de guardia que modificaba el estado de situación, personal y emocional, a ambos lados de la pantalla (de Andy a Bonnie, de niño a adolescente, de adolescente a adulto e, incluso, de hijo a padre). Dulce y triste, melancólica y esperanzada, apegada a los valores que le dieron identidad y abierta a los cambios que, irremediablemente, llegan al vivir la vida. 


Por suerte, a Pixar no le importó nada lo que yo quería. Y gestó esta Toy Story 4 que, para mí, es la mejor de todas y un (nuevo) cierre perfecto para una saga perfecta, que sabe ir creciendo acompañando el crecimiento de sus espectadores. Esta vez, dando el paso que nunca pensé se animaría a dar. Si antes le había tocado el turno a Andy de madurar, empezando a tomar sus propias decisiones atendiendo sus deseos e intereses a futuro; acá van a ser los juguetes (Woody, sobre todo y sobre todos) los que deberán enfrentar (y resolver) esa misma crisis. Apegados a los valores que les dieron identidad y abiertos a los cambios que, irremediablemente, les llegan al vivir la vida. 


Yendo al infinito y más allá, Toy Story 4 hace de una típica comedia romántica articulada alrededor de la amistad y el paso del tiempo, una poética metáfora aventurera donde el efecto del paso del tiempo sobre la amistad está siempre en primer plano. Re-alineando los planetas de acuerdo con los debates coyunturales de la sociedad actual, haciendo que sus personajes tomen conciencia de aquellas actitudes retrogradas, machistas y discriminatorias que hace casi un cuarto de siglo (cuando se estrenó la primera Toy Story) estaban naturalizadas con la misma contundencia con que hoy están siendo condenadas. Un tema no menor, teniendo en cuenta que John Lasseter, fundador de Pixar y uno de los creadores de este universo, debió dejar su puesto debido a su comportamiento sexista y abusivo; y la denuncia presentada por los guionistas Rashida Jones y Will McCormack, que renunciaron al trabajo alegando trato desigual hacia las minorías por parte de Pixar. 


Empoderamiento femenino, respeto a las diferencias, cultura inclusiva. Tres de los valores donde Toy Story 4 se apoya para dar el salto al vacío más trascendente de su historia. Lleno de miedo, rebosante de confianza. A puro vértigo, con el viento pegando en la cara y el algodón corriendo desbocado por el cuerpo. Hacia el primer día del resto de una nueva (y buena) vida. Para todos los amigos fieles. Un final así, entre lágrimas y abrazos, merece ser otro principio.  
Fernando Ariel García

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