martes, 19 de febrero de 2019

TIEMPO DESPUÉS: DARDOS CERTEROS QUE NO DAN EN EL BLANCO

Tiempo después. Director: José Luis Cuerda. Protagonistas: Roberto Álamo, Blanca Suárez, Iñaki Ardanaz, Carlos Areces, María Ballesteros, Javier Bódalo, Andreu Buenafuente, Maria Caballero, Nerea Camacho, Martín Caparrós, Raúl Cimas, Antonio de la Torre, Secun de la Rosa, Estefanía de los Santos, Gabino Diego, Manuel Solo, Miguel Ángel Rellán García, César Sarachu y Saturnino García, entre otros. Guión: José Luis Cuerda, basado en su novela homónima. Música: Lucio Godoy. Tema de cierre: Tiempo después, escrito e interpretado por Joaquín Sabina. Atresmedia Cine / El Terrat / Estela Films / Lanube Películas / Planar / Pólvora Films / Tiempo Después. España, 2018. Sin estreno comercial en la Argentina. Exhibido como parte de Espanoramas. Muestra de cine español, en el Espacio INCAA del Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1637), el 22 de febrero a las 21:00 horas. 



Imaginen una comida con los mejores ingredientes. Cocinada por el mejor chef, acompañada de la mejor bebida y el agua más cristalina y sabrosa. Servida como los dioses en el mejor de los lugares. Alrededor de la mesa, los mejores comensales enhebrando la mejor charla de sus vidas. Y de fondo, la mejor música y la mejor iluminación. Pero hay algo que falla, que no termina de cerrar, que no resulta del todo. Una experiencia final que no está a la altura de las expectativas puestas por todos los involucrados. No debería haber salido así, pero así salió. El resultado final es inferior a la sumatoria de las partes. 


Lamentablemente, es lo que me produjo la visualización de Tiempo después, el tanque cinematográfico español que marca el regreso tras las cámaras de José Luis Cuerda, el director que nos dio Amanece que no es poco, el hombre que hizo materia cinematográfica de la inteligencia, la irreverencia y ese humor absurdo tan cáustico como movilizante. Todo esto está presente en la cinta, es cierto, pero brillando por separado y perdiendo ese brillo toda vez que cada una de sus partes fundantes es puesta dentro del contexto general de la obra. 


La premisa, que abreva en la ciencia-ficción, nos sitúa en el año 9177. Un futuro post-apocalíptico en donde el mundo ha quedado reconvertido en un gigantesco rascacielos habitado por la burguesía inclusora, los privilegiados incluidos del sistema y una juventud tan hiperconcientizada como apática. Y a los pies del edificio, una desbordante villa miseria en donde habitan los trabajadores desempleados, las minorías étnicas, las mujeres. Los excluidos que el sistema necesita mantener para mantener el equilibrio. Un equilibrio que, de repente, es puesto en jaque cuando uno de los de afuera quiere entrar adentro. 


Como siempre, la de Cuerda es una mirada surrealista, extravagante, culta (sin caer en la pedantería) y trascendente, puesta a contar una lucha que es la eterna lucha de clases, pegándole a izquierdas y derechas, a democracias y monarquías por igual. El problema es que todo aparece ajeno y sobredimensionado. Como si Tiempo después fuera un Titanic que zarpó del puerto llevando a bordo su propio témpano, tal vez, por haber creído ser aquello que realmente es. De todas formas, más vale disfrutarla por partes que perdérsela entera. 
Fernando Ariel García

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