miércoles, 6 de febrero de 2019

LA NOSTALGIA DEL CENTAURO: CLASE MAGISTRAL DE ETNOGRAFÍA INMERSIVA

La nostalgia del centauro. Director: Nicolás Torchinsky. Intérpretes: Alba Rosa Díaz y Juan Armando Soria. Guión: Nicolás Torchinsky. Cabeza Negra Cine / Zebra Films / Puente Films / Mercurio / Milkwood / Universidad del Cine / El Cono del Silencio. Argentina, 2017. Estreno en la Argentina: 7 de febrero de 2019. 

No puedo decir que me haya gustado esta película. Pero tampoco puedo decir que no me haya gustado. Suena raro, pero es la pura verdad. Principalmente, porque para mí, La nostalgia del centauro no es cine. Es otra cosa, filmada y editada, pero otra cosa. Una especie de catálogo etnográfico, minuciosa y obsesivamente ordenado, con vuelo poético y brotes surrealistas, con la intención (supongo) de transmitir la información como una experiencia inmersiva en la vida de una familia de gauchos finiseculares en algún lugar perdido de Tucumán. 



Cada una de las imágenes es una hermosa pincelada introspectiva. De hecho, la potencia visual del film es la guía insoslayable de estos apuntes sueltos, aparentemente inconexos, demorados de forma adrede sobre un paisaje, un adorno, una herramienta, un rostro, una mirada; una acción mínima, cotidiana e intrascendente que viene a decirnos que estamos presenciando el fin de una especie que se autopercibe montada a caballo. Los estertores de una forma de vida que, devenida en tradición, se perpetuará en las formas pero enterrará la trascendencia de sus significados. 


Los intérpretes no son actores, son los gauchos destinados a desaparecer cuando la última estrella de su mundo se apague. Es un mundo que atrasa, es cierto, encerrado sobre sí mismo probablemente porque el entorno hostil lo fue expulsando al abrazar cierto grado de “civilización”. El director no juzga nada de lo que muestra; y eso está bueno. Pero con lo que muestra tampoco arma una historia. 


La nostalgia del centauro exhibe sensaciones, ideas, usos y costumbres, cultura. Y lo hace con lógica museística. Armando un recorrido, estructurando un discurso, exhibiendo el retrato de cuantas virtudes y cuantos defectos, de cuanta grandeza y cuanta miseria carguen los sujetos de su estudio. Suspendiendo en el tiempo los tiempos suspendidos en que han quedado varados Alba Rosa Díaz y Juan Armando Soria. 


También es cierto que pude no haber entendido nada. Y en ese caso, de ser así, pido disculpas. 
Fernando Ariel García

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