El que mucho abarca, poco
aprieta. Así reza el dicho popular y, en lo que respecta a Cloud Atlas: La red
invisible (Cloud Atlas, 2012), me parece que encaja a la perfección. Excesiva
desde donde se la mire, la nueva película de los hermanos Wachowski y Tom
Corre, Lola, corre Tikwer, queda presa de su excesivo metraje, su abrumadora
puesta en escena, su complicada (que no compleja) estructura de historias
encadenadas a través de los tiempos y los espacios, con hombres y mujeres que
se reencarnan más allá de razas, sexos y creencias; perseguidos por (o
persiguiendo a) los karmas individuales y/o colectivos, los destinos prefijados
y la libertad de elección que terminará por definir (o al menos incidir) en
algún salto cualitativo histórico determinado.
Las islas del sur del Océano
Pacífico, en 1849. El mundo académico inglés y escocés de 1936. La California
de 1973. El Reino Unido en tiempo presente. La coreana Neo Seúl del 2114. El
futuro post-apocalíptico del 2321 en una isla hawaiana. Un abogado
norteamericano que comprenderá la real naturaleza del esclavismo y tomará
partido del otro lado del mostrador. Un músico bisexual que elegirá ser fiel a
sí mismo y a su inspiración. Una periodista de San Francisco que develará los
manejos corporativos de una conspiración a gran escala. Un viejo editor británico
que tendrá la oportunidad de alcanzar sus sueños y dejar atrás el peso de su
pasado. Un clon genéticamente fabricado decidida a convertirse en persona,
asumiendo el riesgo de ejercer sus derechos y obligaciones. El miembro de un
clan que efectivizará su opción por el conocimiento que lo hará libre y, tal
vez, le de la felicidad que no sabía le andaba faltando. Geografías, tiempos y
personajes que buscarán dar forma e identidad a este variable Atlas de las
Nubes.
Yendo y viniendo de una a otra
historia, con los mismos actores ocupando roles similares y opuestos en el
devenir de las microtramas, Cloud Atlas va hilvanando una historia que puede
entenderse como una lucha de la humanidad contra la opresión en cualquiera de
sus formas, pero principalmente totalitaria y capitalista. Con un futuro
amatrixado ya visto y transitado, mucho menos interesante que las piezas
históricas, la narración aparece bien encadenada pero deja ver algunos huecos
conceptuales que se resuelven en favor de Tikwer, a cargo de la dirección en
las secuencias de las décadas del ’30, del ’70 y de la actualidad. Lo de los
Wachowski, más cáscara que contenido, se decanta hacia la espectacularidad
futurista y el registro semidocumental del siglo XIX.
De una factura técnica
irreprochable, que justifica su categorización como la película independiente
más cara de la historia (o, al menos, de la historia del cine estadounidense),
Cloud Atlas juega con todos los sentidos filosóficos, místicos y religiosos que
podamos encontrar en la concepción revolucionaria de la trascendencia humana,
pero reconvertida en premisa light del movimiento new age más careta que se nos
pueda ocurrir, remarcando la excepcionalidad de algunos seres (que comparten
una marca de nacimiento con la forma de un cometa) por sobre otros, especie de
faros para la elevación ética y moral de la raza. Un leitmotiv que, además de
ocupar las casi tres horas de duración del filme, se verbaliza en más de una
ocasión, atendiendo a la posibilidad de que el “mensaje” no llegue a ser
decodificado como corresponde por el espectador. Una actitud paternalista del
emisor para con la inteligencia del receptor, que no condice con la enseñanza
que intenta dejar la película, aunque mucho tenga que ver con lo que crudamente
expone.
Fernando Ariel García
Cloud Atlas: La red
invisible. Directores: Lana Wachowski, Andy Wachowski y Tom Tikwer.
Protagonistas: Tom Hanks, Halle Berry, Susan Sarandon, Hugh Grant, Hugo
Weaving, Jim Broadbent, Jim Sturgess, Doona Bae, Ben Wishaw, James D’Arcy, Zhou
Xun, Keith David y David Gyasi, entre otros. Guionistas: Lana Wachowski, Andy Wachowski y Tom Tikwer, basado en la
novela homónima de David Mitchell. Cloud Atlas Productions / X-Filme Creative
Pool / Anarchos Pictures. EE.UU. / Alemania / Hong Kong / Singapur,
2012.
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