Personal, económica,
laboral, ambiental, financiera, política, psicológica, moral, ideológica,
legal, jurídica, religiosa, cultural, emocional, estética. Podríamos seguir,
pero convengamos que ya son bastantes botones de muestra para enumerar los
tipos de inseguridad que azotan los cuerpos y las mentes de los seres humanos
contemporáneos, ya sea que decidamos asumirlas como realidad y/o como
sensación. En su nuevo libro, ¿Quién anda ahí?, Quino se mete con el tema que
más ocupa la cabeza de los argentinos (si hemos de creerle a las encuestas) y
de miles de millones de hombres y mujeres que, a lo largo y ancho del mundo, no
saben cómo, dónde, con quién amanecerán mañana; siempre y cuando les toque
amanecer mañana.
Impreso a color en algunas publicaciones del mundo, este chiste aparece en el libro en su blanco y negro original
La de Quino, obviamente, es una mirada crítica sobre la crisis sociopolítica que aqueja al globo, pero que sabe ver más allá de la coyuntura para posarse sobre la naturaleza identitaria de seres e ideologías en danza. Están presentes el poder, la corrupción, la desigualdad social, la justicia, la libertad, el hambre, la violencia, la desocupación, la miseria, los ajustes económicos, los distintos tipos de fanatismos, la desesperanza, los problemas familiares, la doble moral capitalista que se ha convertido en sinónimo de la globalización unilateral. Sin dejar de lado el tema central de la inseguridad, la ironía amarga de Quino vuelve sobre sus obsesiones (casi) permanentes: La vejez, el aislamiento forzoso o inducido, la desconfianza, la arrogancia, las nuevas espiritualidades, la autoestima, la arbitrariedad, la búsqueda del bienestar en una cultura que está haciendo desaparecer al estado de bienestar, la explotación del hombre por el hombre, los eternos sistemas de control, el escepticismo, la desesperación y el acostumbramiento de la clase que perdió la lucha de clases, los mecanismos conscientes e inconscientes de defensa que podemos llegar a asumir frente a ello.
A cinco años (más o menos) de un impasse autoimpuesto, este ¿Quién anda ahí? no muestra saltos ni quiebres en aquello que podemos definir como “estilo Quino”, sobre todo porque se trata (principalmente) de material publicado con anterioridad al periodo de silencio. Hay algunas concesiones formales, es cierto, un par de chistes resueltos a doble página, otros mediante la utilización del color; pero en el balance general las continuidades con lo que venía haciendo marcan la identidad de esta obra. Como si el lapso no hubiera existido, el humor (que no siempre la risa) viene utilizado por el papá de Mafalda como lo que es, la herramienta perfecta a la hora de generar pensamientos y acciones que sirvan, de una vez por todas, para cambiar al mundo. O, al menos, para cambiarnos a nosotros y hacernos mejores personas. Que pareciera ser, dicho sea de paso, la única forma de cambiar al mundo.
Fernando Ariel García
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