Estoy atrasado con la lectura,
muy atrasado. Sobre mi mesa de luz, sobre el escritorio, se acumulan muchos
libros desde hace demasiado tiempo. Algunos cargan años de reposo obligado, otros
llevan meses durmiendo el sueño de los justos; y sólo un par de semanas
juntando polvo aquellos que corren con la ventaja de la novedad. Pero si Borges
tenía razón, los libros saben esperar a su lector porque saben que a su lector
deben dejarlo madurar. Por eso escamoteo (una vez más) el orden de llegada con
que pretendo abordarlos para tirarme de cabeza a este primer tomo de Todo
Clemente que salió a la venta hace apenas siete días.
Primero de una colección de 17
volumenes semanales que María Verónica Ramírez, compañera de Caloi,
co-realizadora del ciclo televisivo Caloi en su tinta, directora del filme
Anima Buenos Aires y privilegiada primera lectora de Clemente durante los
últimos 25 años, preparó con amor y criterio editorial para ser adquirido junto
con el matutino Clarín, que diera a conocer todas y cada una de las tiras de
ese ser rayado sin alas ni brazos, nacido segundón pero sólo por un ratito, ya
que tenía (y sigue teniendo) la pasta natural del icono popular. Primer tomo de
de una selección de las mejores tiras (¿qué necesidad había de ponerle Todo en
el título?) que revalida, con holgura, sus pliegos de referente del humor
gráfico y de la cultura popular a secas.
Este libro se nutre de las tiras
aparecidas en 1973, el año del debut de Bartolo, la historieta que sería
rebautizada Bartolo y Clemente, después Clemente y Bartolo y, mucho antes del
final, simplemente Clemente. Los años formativos del estilo Caloi que, a mi
gusto, siguen siendo los mejores de la tira, cuando todavía no estaba tan atada
a la cotidiana editorialización del humor periodístico y se permitía sumergirse
de lleno en las aguas de una poética suburbana y porteña, hecha de ternura,
calle, melancolía y absurdo. Cuando conjugaba en cuatro cuadritos toda la espontaneidad,
la alegría, la pasión, el enamoramiento que cabe en el barrio como síntesis de
la vida, como medida de la existencia humana, de la celebración de la amistad,
de las mujeres, del fútbol, de la esquina. Cuando exhibía con descaro la filosofía
del bar hecha de tragos y confesiones, de risas tristes, de cuatro de copas y
anchos de espada; con la contradicción, la ironía, la pedantería atorrante, los
delirios de grandeza del que tiene mucho vuelo por levantar y mucho
kilometraje recorrido, de ese bicho que es y no, porque es síntesis metafórica
de una identidad, asunción de un inconsciente colectivo que en ese momento
estaba en vías de extinción y hoy es sólo fugaz recuerdo, memoria intacta,
ausencia siempre presente. Más que una bandera nacional y popular, elemento
constitutivo del ser nacional que el pueblo supo (y sabe) levantar como
bandera.
Caloi no sólo hablaba de las mismas cosas que se hablaban (o callaban, cuando no se podía hablar) en la calle, hablaba de la misma manera que se hablaba en la calle, con la voz de los que tenían y de los que no tenían voz, en largas sobremesas que aceptaban, cómo no, cualquier fantasía afrancesada de arrabal tanguero trasnochado de nicotina y empedrado. Suya era la picardía, el delirio, la concepción metafísica del ser y la nada que enarbolaba desde su posición explícita y asumida: Peronista ante cuestiones políticas concretas (y abstractas) como la libertad, el derecho de los pueblos, la reforma agraria, la injerencia norteamericana conocida primero como Imperialismo y después como Capitalismo, la concentración de riqueza y recursos en manos que pueden contarse con los dedos de una mano. Hábil a la hora de descolonizar sentidos, arrollador al momento de desnudar arquetipos y modelos extranjerizantes travestidos de identidad local.
Todo Clemente. El regreso esperado de alguien que nunca se fue, que nunca se va a ir. Tiremos papelitos, Clemente está.
Y ahora, a leer el segundo tomo.
Que los otros libros sabrán esperarme un poco más.
Fernando Ariel García
Todo Clemente Vol. 1: Especial Bartolo y Clemente. Autor: Caloi. Portada: Caloi. Idea, dirección y edición: María Verónica Ramírez. 82 páginas en blanco y negro y a color. Arte Gráfico Editorial Argentino. ISBN: 978-987-07-2241-0. Argentina, enero de 2013.
adoro esta primera tira!!! La metamorfosis de Bartolo y Clemente a Alegría es adorable!!!!!
ResponderEliminarTodo lo dicho es casi cierto, pero incompleto. Caloi era bastante fascista, peroncho de derecha y chupamedias de los milicos que se cansó de festejar en el 78. Clemente no era muy diferente: ignorante por vocación, y con esos tics remanidos del porteño clásico, desoladoramente previsible y tan gracioso como porcel y olmedo mirando culos. Ese humor "popular" es una completa bosta.
ResponderEliminar