Enero de 1983, a la mañana. Un yo mucho más joven que ahora, con la esperanza a flor de piel, se acercó al kiosco de revistas de Santa Fe y Anchorena, tal como lo venía haciendo desde hacía casi un año, con la plata justa para comprar el número recién salido del horno de Humor. “No va a poder ser -me dijo el diariero- porque la revista todavía no llegó. Es más, hasta donde sé, no va a llegar porque la edición fue secuestrada por el Gobierno”. Que, dicho sea de paso, era la dictadura militar. “Pero, agregó en voz baja, venite a eso de las once de la noche que vamos a ver qué hacemos”.
De más está decir que, a las once de la noche, estaba frente al kiosco. “Confirmado -me dijo-, la revista fue secuestrada en la imprenta. Los milicos no lo saben, pero un par de camiones lograron salir antes de que cayeran en la imprenta. Son los que están dando vueltas por la ciudad, ahora, repartiendo la revista sin que los vean. A mí no me van a traer ninguna, pero al kiosquero de Santa Fe y Pueyrredón le van a llegar unas cuantas. No sé si le va a alcanzar para todos, pero yo ya le pedí que me guarde unas cuantas para mis clientes de fierro”.
Y como yo había resultado ser uno de esos clientes de fierro, mi Humor Nº 97, la de la famosa tapa de la Justicia en patineta, me estaba esperando a un par de cuadras de ahí. Obvio, no fui corriendo para no llamar la atención, pero apuré el paso todo lo que pude. Cuando llegué a Santa Fe y Pueyrredón, me presenté ante el canillita como el enviado de su colega de Santa Fe y Anchorena. “Aguantame un minuto que ya estoy con vos”, dijo mientras terminaba de despachar a una pareja que le estaba comprando un par de revistas importadas de España, aquellas que la parada vendía en exclusiva porque eran muy caras. “Vas a tener que aguantar dos horitas, más o menos, hasta que me llegue lo tuyo”.
Sintiéndome parte de un movimiento revolucionario, crucé la calle y me metí en un bar a hacer tiempo, tomándome un cortadito. A la una de la mañana, más o menos, rehice mis pasos y volví al kiosco. “Es tanto –me dijo el canillita-. Me pagás a mí y lo vas a ver al florista de la esquina de Santa Fe y Larrea. Pedile una rosita de las especiales, que él te va a entender”. Pagué, religiosamente y sin chistar; y me fui hasta el puesto de flores. “Buenas, ¿me da una rosita de las especiales?”, le pregunté. “Llegaste justo, pibe, me van quedando pocas”, me dijo mientras me alcanzaba una rosa roja arropada en un tubo de papel que resultó ser mi Humor Nº 97.
De más está decir que, a las once de la noche, estaba frente al kiosco. “Confirmado -me dijo-, la revista fue secuestrada en la imprenta. Los milicos no lo saben, pero un par de camiones lograron salir antes de que cayeran en la imprenta. Son los que están dando vueltas por la ciudad, ahora, repartiendo la revista sin que los vean. A mí no me van a traer ninguna, pero al kiosquero de Santa Fe y Pueyrredón le van a llegar unas cuantas. No sé si le va a alcanzar para todos, pero yo ya le pedí que me guarde unas cuantas para mis clientes de fierro”.
Y como yo había resultado ser uno de esos clientes de fierro, mi Humor Nº 97, la de la famosa tapa de la Justicia en patineta, me estaba esperando a un par de cuadras de ahí. Obvio, no fui corriendo para no llamar la atención, pero apuré el paso todo lo que pude. Cuando llegué a Santa Fe y Pueyrredón, me presenté ante el canillita como el enviado de su colega de Santa Fe y Anchorena. “Aguantame un minuto que ya estoy con vos”, dijo mientras terminaba de despachar a una pareja que le estaba comprando un par de revistas importadas de España, aquellas que la parada vendía en exclusiva porque eran muy caras. “Vas a tener que aguantar dos horitas, más o menos, hasta que me llegue lo tuyo”.
Sintiéndome parte de un movimiento revolucionario, crucé la calle y me metí en un bar a hacer tiempo, tomándome un cortadito. A la una de la mañana, más o menos, rehice mis pasos y volví al kiosco. “Es tanto –me dijo el canillita-. Me pagás a mí y lo vas a ver al florista de la esquina de Santa Fe y Larrea. Pedile una rosita de las especiales, que él te va a entender”. Pagué, religiosamente y sin chistar; y me fui hasta el puesto de flores. “Buenas, ¿me da una rosita de las especiales?”, le pregunté. “Llegaste justo, pibe, me van quedando pocas”, me dijo mientras me alcanzaba una rosa roja arropada en un tubo de papel que resultó ser mi Humor Nº 97.
Aquella rosa del ‘83, víctima de la ley inexorable de la naturaleza, se marchitó hace mucho. La Humor, sin embargo, sigue floreciendo todos los años.
¡Chapó!, Cascioli... Y gracias.
Fernando Ariel García
¡Chapó!, Cascioli... Y gracias.
Fernando Ariel García
Ilustración de Alfredo Sábat para La Nación (26/06/09)
Desde el cabezal de su tira en Página 12 del 26 de junio, Rep se despidió de Andrés Cascioli. Antes, el 1º de junio, a manera de homenaje, había recordado el nacimiento de Humor.
Daniel Paz, en su blog: http://webujos.blogspot.com
Sanyú, para la edición del 28 de junio del diario Perfil
(adelantado por LA BOTICA DE MANECO)
Chelo Candia, en su blog: http://chelocandia.blogspot.com
Links de interés:La verdad del mito, por Eduardo Fabregat, en Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-14345-2009-06-26.html
El Tano, por Juan Sasturain, en Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-14346-2009-06-26.html
Cuánto duele decirte adiós, por José Pablo Feinman, en Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-14347-2009-06-26.html
Murió Andrés Cascioli, el creador de la revista Humor, por Tomás Sanz, en Clarín:
http://www.clarin.com/diario/2009/06/26/sociedad/s-01946721.htm
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-14345-2009-06-26.html
El Tano, por Juan Sasturain, en Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-14346-2009-06-26.html
Cuánto duele decirte adiós, por José Pablo Feinman, en Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-14347-2009-06-26.html
Murió Andrés Cascioli, el creador de la revista Humor, por Tomás Sanz, en Clarín:
http://www.clarin.com/diario/2009/06/26/sociedad/s-01946721.htm
Oskar Blotta recuerda a su amigo Andrés Cascioli, en Perfil:
http://www.perfil.com/contenidos/2009/06/25/noticia_0030.html
Una pequeña historia, por Andrés Cascioli, en Radar, suplemento de Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-5392-2009-06-29.html
http://www.perfil.com/contenidos/2009/06/25/noticia_0030.html
Una pequeña historia, por Andrés Cascioli, en Radar, suplemento de Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-5392-2009-06-29.html
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