El reino de la corrupción. Director: Rodrigo Sorogoyen. Protagonistas: Antonio de la Torre, Josep María Pou, Bárbara Lennie, Nacho Fresneda, Ana Wagener y Luis Zahera, entre otros. Guión: Rodrigo Sorogoyen, Isabel Peña. Tornasol Films / Trianera PC AIE / Atresmedia Cine / Le Pacte / Mondex & Cie / Bowfinger International Pictures. España / Francia, 2018. Estreno en la Argentina: 3 de octubre de 2019.
No se habla de partidos políticos específicos; y la verdad es que no hace falta. En España, todos los españoles saben de quiénes está hablando El reino de la corrupción (El reino a secas, en el original). Y fuera de España, cada cual podrá elegir la representación que más le guste, porque si algo deja claro el notable thriller de Rodrigo Sorogoyen es que la corrupción no es potestad de un único partido, sino condición necesaria de un sistema de connivencias que incluye a los tres poderes del Estado, las dirigencias empresariales y sindicales, las corporaciones multimediáticas y todo aquel actor que pase a formar parte de dicho entramado. Y también a los ciudadanos de a pie, capaces de efectuar comportamientos corruptos de baja escala.
Manuel López Vidal (un enorme Antonio de la Torre) es el político español con mayor proyección nacional de su partido. Secretario de una comunidad autonómica con una vida hecha y feliz; y un futuro más que promisorio, es sobre todas las cosas una mierda de persona. Por supuesto, no es el único culpable en este universo de arreglos y retornos; pero será el principal acusado cuando la filtración de unas grabaciones legales deje en evidencia un escándalo de proporciones mayúsculas.
Lo que sigue es un juego de billar a dos bandas. Por un lado, las bolas que el partido político hará chocar con la intención de que sólo Manuel pague los platos rotos. Y por el otro, la carambola que intentará hacer Manuel para que el partido político no lo abandone, apelando a la búsqueda de unos cuadernos (¡upa!) que dejarían en evidencia los verdaderos alcances de la red de corrupción.
En el mientras tanto, un thriller político que se anima a denunciarlo todo, tensando las cuerdas sociales hasta el agobio moral, sin perder nunca la verosimilitud del relato, logrando que el espectador empatice (por largos momentos) con el villano principal de la película. Uno de los tantos cuestionamientos que el film deja en la sala cuando las luces se encienden.
Fernando Ariel García
No hay comentarios:
Publicar un comentario