Maléfica: Dueña del Mal. Director: Joachim Rønning. Protagonistas: Angelina Jolie (Maléfica), Elle Fanning (Princesa Aurora), Michelle Pfeiffer (Reina Ingrith), Chiwetel Ejiofor (Conall), Sam Riley (Diaval), Ed Skrein (Borra), Imelda Staunton (Knotgrass), Juno Temple (Thistlewit), Lesley Manville (Flittle), Harris Dickinson (Príncipe Phillip) y Robert Lindsay (Rey John), entre otros. Guión: Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue, basado en personajes y situaciones de la película animada de Disney La bella durmiente y el cuento La Belle au bois dormant, de Charles Perrault. Canción de cierre: You Can't Stop the Girl, interpretada por Bebe Rexha. Walt Disney Pictures / Roth Films. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 17 de octubre de 2019.
Lo mejor que tenía la Maléfica de 2014 era la vuelta de tuerca ejercida sobre el personaje. De aquella maldad encarnada en hada oscura, convertida en icono por la película animada de Disney, a esta bruja madre, amorosa y abnegada, entregada a la crianza de la famosa Bella Durmiente a la que ella misma había maldecido con el sueño eterno. Tan buena resultó esta jugada que, para Maléfica: Dueña del Mal (Maleficent: Mistress of Evil), productores y guionistas decidieron repetirla.
Situada cinco años después de la primera parte, la secuela arranca con Maléfica establecida en el título (y el inconsciente colectivo de los aldeanos) como Dueña del Mal. Algo que difícilmente mejore una vez que Aurora le cuente que va a casarse con el príncipe Phillip, uniendo así el destino de los hados y las gentes de los reinos del Páramo y la poderosa Ulstead. Para peor, la Reina Ingrith (madre de Phillip) no esconde su agenda personal, tendiente a profundizar la grieta entre vecinos antes que al tendido de puentes entre culturas.
¿Metáfora intencional de la era Trump? Vaya uno a saber. Lo interesante del film es la instalación de halcones y palomas a ambos lados del río, por lo cual la batalla no se libra sólo entre humanos y seres mágicos, sino entre valores equitativamente encarnados por las dos partes en pugna. Porque una de las (pocas) novedades que trae esta Maléfica: Dueña del Mal es la instalación de una raza específica y un linaje mítico-bestial para Maléfica, otra víctima del prejuicio y el impacto psicológico de las fake news propagadas desde el poder establecido.
El problema es que a toda esta saga le sobran efectos especiales y le falta magia. Sumamente lineal, completamente predecible y carente de todo nivel de sofisticación subtextual para adultos, el film no se corre un milímetro de lo ya probado y aprobado comercialmente. En ese sentido, abunda en personajes femeninos poderosos y determinantes, relegando a los hombres a roles de comparsas fácilmente manipulables. Y en este escenario de extremos desdibujados, irremediablemente terminan chocando las miradas contemporáneas del empoderamiento de género con la vetusta concepción paternalista del clásico cuento de hadas. Una grieta que esta Maléfica no parece estar muy interesada en cerrar.
Fernando Ariel García
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