miércoles, 2 de septiembre de 2009

CREEPY Nº 1: DESDE LA TUMBA

Algo no anda bien cuando lo que más excitación despierta es una carta de Gene Colan y la reedición de una vieja historieta del tándem Bill Dubai y Alex Toth. Sobre todo, teniendo en cuenta que estamos hablando del relanzamiento de Creepy, título insignia del cómic de horror estadounidense, con nuevas participaciones de Bernie Wrightson y Angelo Torres (dos históricos de las mejores épocas de la revista) incluidas.
La familia Creepy a pleno, retratada por Eric Powell, artista responsable por la portada del Creepy Nº 1 de Dark Horse

Tal vez la culpa haya sido mía, por acercarme con demasiadas expectativas a este nuevo primer número bajo el comando editorial de Dark Horse. Pero no pude evitarlo. Habiendo leído la original en los ’70 (en la edición argentina bajo el hermoso rótulo de Dr. Tetrik), esperaba más, mucho más, de lo que encontré en estas 48 páginas trimestrales en blanco y negro. O, mejor dicho, esperaba otra cosa.
En The Curse (por Joe Harris y Jason Shawn Alexander), un joven descubre que tiene el poder de moldear la realidad a su antojo

Lo que más me impactó de la Creepy original de Warren (además del apartado gráfico, capaz de dejar sin palabras a cualquiera), fue la vuelta de tuerca que encontraron para trabajar con los cánones que el género manejaba en los ’60 y ’70, sobre todo gracias a la llegada a la televisión de los monstruos de la Universal y la irrupción de la Hammer en la pantalla grande. Y la capacidad de hibridar horrores mundanos y monstruos icónicos con otros lenguajes y otros géneros del entretenimiento popular, incluída la novela negra, el western y el bélico, logrando así una relectura del miedo, el espanto y la justicia poética en relatos que, de una u otra manera, siempre terminaban girando sobre las consecuencias de nuestros actos. Sin descuidar nunca una premisa fundamental, la sensibilidad desde donde se elegían contar las historias era la de la época, fiel reflejo del flower power, la liberación femenina, el creciente militarismo de la Guerra Fría, la lucha por la igualdad de derechos para todos los habitantes de este mundo, más allá del color que les hubiera tocado en piel. En los viejos lectores de la EC, es cierto, Creepy también operaba un emotivo ejercicio de nostalgia sobre los tiempos idos, pero dejando en claro que esos tiempos ya habían pasado; y que las cartas ahora se mezclaban y barajaban de otra manera.
Dos páginas de Chemical 13 (por Michael Woods y Saskia Gutekunst), historia de experimentos nazis durante la Segunda Guerra Mundial
Este aggiornamiento sin menosprecio de las bases fundantes es lo que le falta a este Creepy de Dark Horse. Dejando de lado los dos volúmenes hispanos de Toutain, que incorporaron y jugaron con otro tipo de imaginarios y propuestas, ya pasaron 26 años desde el último número editado por Warren en 1983; y en este amplio lapso los códigos narrativos del terror se vieron drásticamente modificados por la industria del entretenimiento. Y sin embargo, para este Creepy cosecha 2009 es como si nada hubiera pasado, como si el tiempo se hubiera detenido en aquel lejano 1983. ¿El resultado? Aquello que se mostró efectivo, renovador y hasta revolucionario, hoy es una fórmula antigua y desvencijada, pobre en comparación a todo lo que anda dando vueltas por ahí, desde Mignola hasta Vertigo.
Creepy Nº 1 es una revista plagada de buenas intenciones, a no dudarlo. Pero el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Y eso es algo que el Tío Creepy sabe muy bien.
Fernando Ariel García
Creepy Nº 1
Autores:
Varios
Editor: Shawna Gore
Dark Horse
48 páginas en blanco y negro
ISSN: 7 61568 15862 5 00 111

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