Como muchos, descubrí al poeta portugués Fernando Pessoa a través
de Cybersix. Con su historieta, Carlos Trillo y Carlos Meglia me abrieron las
puertas de un universo intelectual tan enigmático como interesante, centrado en
la mirada subjetiva de la personalidad. Pessoa (palabra que en portugués quiere decir
persona) es hoy famoso por sus heterónimos, identidades completas que, de tan
falsas, terminaron convirtiéndose en verdaderas. Más que un hombre, Pessoa fue
varios hombres dentro de un hombre, el diálogo entre las diversas voces
cohabitantes de un mismo tiempo y un mismo espacio. La expresión de la tensión
dialéctica existente entre la consensuada creación de “la” verdad, la búsqueda
existencialista y atormentada del sentido de la vida; y la concepción de la
identidad como el tipo de relación que uno puede entablar consigo mismo y sus
propias contradicciones.
Posiciones filosóficas decantadas en símbolos narrativos que, no casualmente, laten en el corazón de Cybersix, una obra que hizo de la identidad su máximo signo de identidad. Más que una historieta, Cybersix fue (es) varias historietas dentro de una historieta. Historieta de superhéroes, de ciencia-ficción, de terror, policial, erótica, de amor. La simultaneidad facetada de estas distintas construcciones identitarias devenida en compleja arquitectura argumental abierta a diversos tópicos sensibles. Como un iluminado Dr. Frankenstein de cuatro manos, Trillo-Meglia crearon vida uniendo naturalezas de distinto origen, generando los impulsos eléctricos que retroalimentan los diferentes géneros. Una criatura de laboratorio, creada por los nazis, escapada de un genocidio, travestida para poder sobrevivir, condenada a cazar a sus pares para obtener el alimento que le garantice un nuevo amanecer. Una mujer que deberá enfrentar sus temores, sus dudas, sus ansias, sus deseos, su dualidad humana mientras se encuentra empeñada en que no la maten.
La mención a Frankenstein tampoco es gratuita, ya que uno de los tópicos fundacionales de Cybersix es el alcance ético de la manipulación genética. El debate filosófico-religioso que se desprende de la dualidad creador-creación, sobre todo cuando la creación es un ser humano con pretensiones de ejercer su libre albedrío a la hora de (otra vez) construir su identidad. La lucha ominosa contra cualquier tipo de discriminación, contra el avasallamiento de las voluntades, del derecho humano a ser. Los conflictos que nacen entre el pensar y el sentir, el peso del pasado y la presencia constante del pasado en el presente, la culpa como motor de las personalidades múltiples, los procesos de íntima invisibilización que imponen las grandes urbes sobre la vida cotidiana de los considerados diferentes, los rechazados, los estigmatizados, los perseguidos por el orden preestablecido, siempre vigilante y negado a la integración armoniosa.
Olvídense de la olvidable serie televisiva con Carolina Peleritti (perfecto physique du rol, por otra parte). Olvídense del inolvidable dibujo animado coproducido por Japón, Francia y los EE.UU. Cybersix es mucho más que eso. Una mirada cruda y descarnada hacia el abismo de la condición humana, el espejo en donde reconocer lo mejor y lo peor que tenemos. Una obra parida el día de mañana, que se lee como el diario de hoy y que, sin embargo, fue realizada en 1991. Se la leyó completa en Italia, se la leyó completa en Francia. En la Argentina no, se la publicó de manera errática e incompleta. Ahora estamos frente a la posibilidad de acceder, por vez primera, a sus más de 6 mil emotivas páginas, en una serie aproximada de 30 libros de aparición bimestral. Cómo enfrentemos esta oportunidad hablará, también, de nuestra identidad.
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