Pantera
Negra: Wakanda por siempre.
Director: Ryan
Coogler. Protagonistas:
Letitia
Wright (Shuri / Pantera Negra), Tenoch Huerta Mejía (Namor), Angela
Bassett (Ramonda), Lupita Nyong’o (Nakia), Danai Gurira (Okoye),
Dominique Thorne (Riri Williams / IronHeart), Michael B. Jordan
(N’Jadaka / Erik “Killmonger” Stevens), Mabel Cadena (Namora),
Alex Livinalli (Attuma), Martin Freeman (Everett K. Ross), Julia
Louis-Dreyfus (Valentina Allegra de Fontaine), Winston Duke (M’Baku),
Florence Kasumba (Ayo), Michaela Coe (Aneka) y
Divine
Love Konadu-Sun (Toussaint
/ T’Challa II),
entre otros. Guionistas:
Ryan
Coogler y Joe Robert Cole, basado en personajes y situaciones creadas
por Stan Lee, Jack Kirby, Bill Everett, Jim Steranko, Don McGregor,
Rich Buckler, Gene Colan, Reginald Hudlin, John Romita Jr., Brian
Michael Bendis, Mike Deodato, Kenny Martinez y Christopher Priest,
entre otros, para los cómics de Marvel. Banda de sonido: Incluye el tema Lift Me Up, interpretado por Rihanna. Marvel
Studios.
EE.UU.,
2022.
Estreno en la Argentina: 10
de noviembre
de 2022.
Un
hálito mortuorio recorre toda la película. Lógico, la producción,
la factura y el sentido de la misma pasa por atravesar el duelo que
significó para actores, equipo técnico y Marvel (empresa y universo
ficticio por igual), la muerte prematura de Chadwick Boseman, el Pantera Negra
original de la saga multiversal. La Casa de las Ideas decidió no
reemplazar al actor debajo de la máscara y,
por lo tanto, el personaje también ha fallecido y también debe ser
reemplazado. Una de las patas argumentales del film va a resolver
esta cuestión, de la manera más predecible, esperable y obvia.
La
postura geopolítica de la anterior Pantera Negra volverá a decir
presente. Por un lado, en la intentona de injerencia estadounidense
que sabrá cortar con la autoridad de su reinado (y la autenticidad
de su presencia escénica) la inmensa Angela Bassett. Y por el otro,
con la insostenible motivación tras el enfrentamiento bélico que
el precolombino reino submarino de Talokan llevará a las puertas de
una Wakanda ocupada por el traspaso de mando. No sé qué le habrá
parecido a ustedes, pero a mi la idea de un Namor mexicano en vez de
atlante se me hizo una reverenda pelotudez. Y la justificación por
detrás de su nombre (un chico siN AMOR), me resultó más pelotuda
todavía.
Como
corresponde, la opción por la diversidad no aparece declamada sino
ejercida. La cultura afroamericana lleva la prioridad, seguida muy de
cerca por la latinoamericana, aunque el enfrentamiento entre las dos
se me haga representativo del imperialismo norteamericano; y
funcional al imaginario conservador hegemónico que el film, en
apariencia, parecería atacar y condenar. El empoderamiento de las
mujeres y las disidencias sexuales, en cambio, se muestra afianzado
en la decisión de reemplazar
el vetusto orden heteronormativo del género superheroico por nuevas
e igualitarias estructuras identitarias.
Con
todo esto (y no por todo esto), Pantera Negra: Wakanda por siempre
(Black Panther: Wakanda Forever) se me hizo infumable. Grandilocuente
al divino botón. Larga, lenta, aburrida. Enemistada con la escala
humana que deberían haber impuesto las temáticas abordadas. Incapaz
de generar la empatía que semejantes personajes requerían y
demandaban. Casi tres horas soporíferas y mediocres, con la
inclusión de una IronHeart que parece puesta sólo para no dejar
caer la franquicia de Iron Man. Buenas intenciones, malas
resoluciones. Otra decepción, al menos para mí.
Fernando
Ariel García
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