Merlina.
Directores:
Tim
Burton, Gandja Monteiro, James Marshall.
Protagonistas:
Jenna
Ortega (Merlina Addams), Victor Dorobantu (Dedos), Hunter Doohan
(Tyler Galpin), Emma Myers (Enid Sinclair), Percy Hynes White (Xavier
Thorpe), Joy Sunday (Bianca Barclay), George Farmer (Ajax
Petropolus), Naomi J. Ogawa (Yoko Tanaka), Moosa Mostafa (Eugene
Ottinger), Christina Ricci (Marilyn Thornhill),
Gwendoline Christie (Larissa Weems), Riki Lindhome (Valerie Kinbott)
y Jamie McShane (Donovan Galpin), entre otros. Participación
especial de Catherine Zeta-Jones (Morticia Addams), Luis Guzmán
(Homero Addams), Isaac Ordonez (Pericles Addams), George Burcea
(Largo) y
Fred
Armisen (Tío Lucas).
Guionistas:
Alfred
Gough y Miles Millar, Kayla Alpert, April Blair, Matt Lambert. Basado
en personajes y situaciones creadas por Charles
Addams.
Música:
Danny Elfman. Productor ejecutivo: Tim Burton. Millar Gough Ink / Tim
Burton Productions / Toluca Pictures / MGM Television.
EE.UU., 2022. Estreno en la Argentina: Disponible
en Netflix desde el 23
de noviembre de 2022.
¿Que
pasaría si Auguste Dupin tuviera que esclarecer el asesinato de
Harry Potter? Probablemente, algo bastante parecido a lo que ocurre
en los ocho episodios de Merlina (Wednesday), serie con la que Tim
Burton recrea el universo creativo
de
Los Locos Addams desde su propio
bagaje
cultural,
deudor
del gótico contemporáneo, el expresionismo melancólico
y una poética anclada
entre la ternura y la oscuridad.
Una perspectiva que, por supuesto, les cae como anillo al dedo a
ambas partes; y que aquí se derramará en una narrativa visualmente
exuberante y una excusa argumental efectiva aunque algo estirada.
En
sintonía con el título del programa, los Addams ceden el
protagonismo excluyente a Merlina, una adolescente fría, lejana y
distante, incapaz de exteriorizar los sentimientos que tiene y, por
lo tanto, imposibilitada de mostrar empatía hacia el otro. Tiene sus
razones, por supuesto. Contestataria y rebelde; sagaz, inteligente y
resolutiva, está movida por una sed de justicia que le hace
potenciar las diferencias que planta frente a su familia y la
sociedad. Ante la presión normativa que la presiona desde el
exterior, Merlina redoblará su inadaptabilidad social hasta
alcanzar
el
punto de más difícil retorno.
Como
consecuencia, la más joven
de las Addams terminará internada en un colegio pupilo, el
Nevermore, cuyas aulas están pobladas por chicos
y chicas
especiales, con problemas de conducta: cambiaformas, licántropos,
sirenas, vampiros, gorgonas, humanos con poderes telekinéticos,
capaces de controlar a las abejas o de dar vida a las formas inertes
de su arte. Y justo cuando llega a esta particular casa de estudios,
un monstruo inasible empieza a matar estudiantes con poderes. Un caso
para Merlina (obvio) y su fiel ayudante, Dedos.
Cómodamente
encorsetada en el molde del policial de enigma paranormal,
la serie renuncia al tono de sitcom principalmente asociado a la
franquicia, para conquistar el corazón del público infantojuvenil
que late con las peripecias mágicas de Harry Potter y
suspira
con el romance vampírico de Crepúsculo. Jugada un poco más en
serio y con una mirada
algo
más
adulta, prescinde de la comedia blanca para esgrimir el humor negro.
Dentro
del marco de lo fantástico, acomoda el peso de profecías,
maldiciones seculares, libros malditos y sociedades secretas.
Sobre
todo porque estos Addams ya no son aquellos Addams de la tele en blanco y negro, ni los Addams de las películas comandadas por el
propio Burton. No porque acentúen la ascendencia mexicana de Homero,
sino porque todas las excentricidades familiares que definieron la
otredad de su naturaleza, pasan
a ser aquí condiciones sobrehumanas bien definidas. Morticia y Merlina tienen
poderes psíquicos, mientras el tío Lucas controla
los flujos eléctricos. Normalizado
lo anómalo, queda justificado también el
enfrentamiento
histórico entre los Addams y los Crackstone, familia
fundadora del pueblo, cuyo líder fue un peregrino religioso dedicado
a la quema de brujas.
Para
el ala fanática más conservadora, la serie constituye su
metanarrativa con referencias exquisitas a la serie de TV (el
infaltable chasquido de los dedos), la literatura de Edgar Allan Poe
(el nombre de la escuela, el cuervo, las estrategias deductivas de
Auguste Dupin), la Carrie de Stephen King; y el propio Burtonverso (de Batman a Beetlejuice,
pasando por la incorporación de Christina Ricci, Merlina en las
películas de Los Locos Addams). Los recién llegados (como mi hija
de 15 años) pasarán por encima de tanta cita para caer rendidos a
los pies de esta estudiantina dark y adolescente, viralizando el
baile de Merlina con la música de The Cramps. Los Locos Addams del
futuro ya están entre nosotros. Habrá segunda temporada.
Fernando
Ariel García
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