lunes, 2 de agosto de 2010

SPIDER-MAN. FEVER Nº 1-3: UN MUNDO DE SENSACIONES

Hace un tiempo, al hablar del nuevo relanzamiento de Los Vengadores (http://labitacorademaneco.blogspot.com/2010/06/majestuoso-poder-refinada-elegancia.html), hice referencia al clasicismo Marvel en dos de sus principales vertientes gráficas: La majestuosa energía de Jack Kirby y la sofisticada elegancia de John Romita y John Buscema. Si aceptamos que la acción organizadora de Stan Lee era la que nutría la lógica interna que revolucionó el mundo del cómic, queda claro que la cuarta pata de esa mesa le corresponde a la visión psicodélica que aportó Steve Ditko, mucho más notoria en las páginas del Dr. Strange que en las del Hombre-Araña.
Este estado alucinógeno es el que recupera Brendan McCarthy para Spider-Man: Fever, miniserie que recrea y rinde homenaje al universo creativo del mejor Ditko; y repasa, ya que estamos, un par de premisas del dibujo animado del Hombre-Araña de los ’60, en especial los ideados por un novato Ralph Bakshi, muy influidos por los movimientos contraculturales y la filosofía metafísica. La trama es simple y lineal, pero eso no importa ni molesta. Al contrario, se agradece. Porque lo que aquí marca la diferencia es la realización conceptual de la aventura, un plus cuando el autor tiene una impronta personal tan fuerte como McCarthy. Al principio, aparece un libro que es, en realidad, una especie de cazabobos místico. Una herramienta que les servirá a los Arachnix, tribu interdimensional de Demonios Araña, cebarse con el cuerpo del Hombre-Araña e intentar comerse su alma. Para evitarlo, el Dr. Strange deberá cruzar las portales que hagan falta y llegar justo a tiempo.
Todo esto está garantizado de antemano, porque el cómo es más importante y atractivo que el qué. Nada debe distraer al lector de este viaje directo a la sensibilidad de los años ’60, decantado por el filtro de los ’80 y las referencias plásticas al influjo Métal Hurlant. Este delirante ejercicio de sana insanía, donde se construye y reconstruye (permanentemente) la lógica de lo ilógico, la belleza inherente a lo repulsivo, tiene cadencia halucinógena. Se anima a mezclar el género superheroico con la fantasía heroica y la ciencia-ficción; y pone en movimiento un mundo de sensaciones disparadas por la interacción de formas y colores. Arte pop en su estado más puro y vanguardista, Spider-Man: Fever coquetea con la cultura lisérgica y se ríe de la New Age vanagloriada en palabrerío hueco, rimbombante y pretendidamente significante: El envenenamiento astral, el ectoplasma tóxico y el tarot tarántula, por poner un par de ejemplos.
Impecable vuelta a las fuentes, soberbia exhibición de cuánto tiene por ofrecer la figura del superhéroe, además de la concebida y limitada imagen de una persona en pantymedias, Spider-Man: Fever tiene un sólo problema: Causa adicción.
Quiero más.
Fernando Ariel García
Spider-Man: Fever Nº 1 a 3
Guión:
Brendan McCarthy
Dibujos: Brendan McCarthy
Color: Steve Cook y Brendan McCarthy
Portadas: Brendan McCarthy
Editor: Stephen Wacker
32 páginas a color
Marvel / Marvel Knights
ISSN: 7-59606-06547-9
EE.UU., junio a agosto de 2010

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