jueves, 9 de enero de 2020

EL ACOSO: NO ES NO

El acoso. Directora: Michal Aviad. Protagonistas: Liron Ben Shlush, Menashe Noy, Oshri Cohen, Irit Sheleg y Dorit Lev-Ari, entre otros. Guion: Sharon Azulay Eyal, Michal Vinik, Michal Aviad. Lama Films. Israel, 2018. Estreno en la Argentina: 9 de enero de 2020. 

El título argentino de la película de Michal Aviad no deja espacio a la interpretación. El acoso. Directo y sin medias tintas, sincronizado con los tiempos que corren y las demandas que se plantean, cada vez con más fuerza y más voces. De hecho, hasta resulta adecuado si lo pensamos desde la estrategia de supervivencia necesaria para convivir al lado de tanto tanque parido para comerse horas de exhibición y espacio en salas. Pero el título original de El acoso (Isha ovedet, o Mujer trabajadora), no mata la sorpresa ni aminora el impacto de lo que vamos a ver, simplemente porque no pone sobre aviso al espectador. 


Porque lo más interesante de El acoso no es la crítica social, dura y condenatoria, a una cultura patriarcal devenida práctica machista de violencia contra la mujer. Violencia sexual, por supuesto, pero también laboral, familiar, verbal, simbólica, que Aviad hace carne en los personajes masculinos y femeninos que protagonizan la trama. Orna (Liron Ben Shlush) es una mujer de clase media, joven y capaz, madre de tres hijos y esposa de un hombre que la viene luchando con un restaurante que acaba de abrir. El proyecto familiar la lleva a buscar trabajo y encontrarlo en una empresa de bienes raíces. Con un jefe poderoso, influyente y exigente, carismático y respetado, que parece un tipo copado y abierto al crecimiento profesional de Orna. Pero no lo es, sólo lo parece. 


Y así, de a poco, in crescendo, El acoso construye lo más interesante que tiene para ofrecer: La mirada abierta al detalle sobre el tablero real e ideal en que empiezan a moverse todas las fichas. La forma sutil y brutal con que este hombre en particular ejerce la explotación y el abuso de sus subordinados. El comentario (sardónico y cruel, galante y caballeresco) con que va tiñendo la relación laboral de implicancias sexuales. La confluencia de situaciones personales que atraviesan a Orna y provocan su comportamiento valiente y sometido, decidido y contradictorio a la vez. Principalmente porque en su cuerpo empiezan a mezclarse los históricos mandatos culposos, el peso de la mirada externa, la necesidad del sustento económico, el mantenimiento del empleo, las demandas de su familia. Una bola de nieve que crece y arrasa con la autoestima, revictimizándola en su condición de víctima. 


No soy un experto en violencia de género ni sé el estado de situación del tema en Israel. Sí me llamó la atención la ausencia institucional de la Justicia en el entramado narrativo del film. No hay instancias formales de denuncia en El acoso y, por ende, todo lo que allí sucede, acontece y se resuelve en ámbitos privados y particulares. Como si no existiera solución colectiva posible; y la única salida dependiera de un empoderamiento tan impulsivo como individual. 
Fernando Ariel García

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