jueves, 12 de marzo de 2015

SIEMPRE ALICE: VIDA DETENIDA

Siempre Alice. Directores: Richard Glatzer y Wash Westmoreland. Protagonistas: Julianne Moore, Kristen Stewart, Alec Baldwin, Kate Bosworth y Hunter Parrish, entre otros. Guionistas: Richard Glatzer y Wash Westmoreland, sobre la novela Still Alice de Lisa Genova. Killer Films / BSM Studio / Big Indie Pictures /Shriver Films. EE.UU., 2014. 

Botellas, vasijas, flores, frutos, instrumentos musicales, papeles, hasta una calavera. Desde la antigua Grecia, dicen los eruditos, la representación pictórica de estos objetos inanimados reconoce un fin decorativo y otro simbólico. En el segundo, que es el que nos interesa, se estaría buscando capturar un momento específico que, al quedar eternamente congelado en el tiempo, permita deducir la futilidad de la materia, lo efímero del ser. A este género del arte, que nosotros denominamos naturaleza muerta, los angloparlantes saben llamarlo Still Life, que podríamos traducir como “vida detenida” atendiendo a la sensación de inmovilidad que esos elementos transpiran desde el lienzo. 


Esta misma idea de vida detenida, me parece, es la que busca comunicar Siempre Alice (Still Alice, 2014), el largometraje de Richard Glatzer y Wash Westmoreland que acaba de granjearle a su principal protagonista, Julianne Moore, un más que merecido Oscar a la Mejor Actriz. Con la mira puesta en la irrupción de un Alzheimer precoz y virulento en una mujer demasiado joven para la enfermedad, el eje del relato se va estructurando alrededor de las reacciones del entorno familiar ante la construcción de una nueva convivencia. 


Demasiado convencional de a ratos, por momentos algo tópica y estereotipada, Siempre Alice tiene el mérito de ser siempre empática, hasta en los tramos más crudos y dolorosos del metraje, cuando la sumatoria de pequeñas denigraciones ya ha estragado injustamente la dignidad humana de Alice, cuya capacidad intelectual le permite entender cada cosa que le está pasando. 


Para quien haya leído/visto Arrugas, de Paco Roca, el final le resultará conocido y, por lo tanto, un poco menos efectivo en su síntesis conceptual, quitándole originalidad al trazo sobrio y contenido que viene dado por el dúo de directores. Pero el recorrido hasta ese golpe entrelaza las soberbias actuaciones de Julianne Moore, Alec Baldwin y Kristen Stewart, capaces de ir dimensionando el horror de quedarnos detenidos en vida, encerrados por siempre y para siempre en un infierno incurable y terminal, con nuestros propios rasgos y el exterior físico de lo que supimos ser. 
Fernando Ariel García

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