(Información de prensa) La Justicia no tiene precio. La dama de oro (Woman in Gold, 2015) se estrena en la Argentina el próximo 4 de junio. Dirigido por Simon Curtis, el filme está protagonizado por Helen Mirren, Ryan Reynolds, Daniel Brühl y Katie Holmes, entre otros.
La dama de oro narra la apasionante historia real de una mujer que libra una lucha para recuperar lo que es suyo y resarcir a su familia. Después de sesenta años de haber huido de Viena durante la Segunda Guerra Mundial, una mujer mayor proveniente de una familia judía, Maria Altmann (Helen Mirren), emprende un viaje para reclamar las posesiones que los nazis confiscaron a su familia, entre ellas la célebre obra de Gustav Klimt, La dama de oro, retrato de Adele Bloch-Bauer I.
Junto al joven abogado, inexperto e intrépido, Randy Schoenberg (Ryan Reynolds) Maria se embarca en una enorme batalla que los llevará hasta el corazón del gobierno austríaco y la Corte Suprema de Estados Unidos y, en el camino, deberá enfrentarse a la terrible realidad de su pasado.
La menor de cinco hijos, Maria Altmann nació en Viena en 1916, nueve años después de que Gustav Klimt haya terminado la obra maestra dorada de tu tía Adele, hermana de su madre. Las hermanas Bauer se casaron con dos hermanos, Ferdinand y Gustav Bloch, y ambas familias, los Bloch-Bauers compartían un departamento señorial en una de las principales avenidas de Viena, Elisabethstrasse.
Los Bloch-Bauer (sobre todo Adele y su marido Ferdinand) eran destacadas figuras de la floreciente comunidad judía vienesa y grandes mecenas del arte. La propia Adele organizó una exposición en Viena, la que visitaron artistas de la talla de Gustav Mahler, Arthur Schnitzler y Gustav Klimt. Este último era uno de los alumnos aventajados de la escuela del Art Nouveau de Viena. Sus obras eran conocidas por su erotismo, y Adele Bloch-Bauer se convirtió en una de sus modelos favoritas. Su retrato dorado convierte a la tía de Maria en una reina egipcia, adornada con oro y joyas. Adele muere de meningitis en 1925, y el collar que abraza su cuello en la obra fue entregado a María por su tío como regalo de bodas.
A los 21 años, Maria se casó con Fritz Altmann, un aspirante a cantante de ópera. Seis semanas más tarde, el 13 de marzo de 1938, la Alemania de Hitler anexionó Austria al Tercer Reich. Conocido como Anschluss, las tropas fueron recibidas con vítores y flores por las amplias avenidas vienesas. Los nazis austríacos adoptaron rápidamente los métodos de sus homólogos alemanes, cortando de raíz la edad de oro de la comunidad judía austríaca.
Los nazis entraron a la fuerza en empresas y domicilios judíos, y los Bloch-Bauer perdieron todo.
Luego de que Fritz fuera arrestado y pasara un corto período en el campo de concentración de Dachau, trazaron un plan para huir de Viena. Su primer destino fue Inglaterra y el último, Estados Unidos.
El padre de Maria se quedó en Austria y murió al poco tiempo de que ella se marchara. Los nazis saquearon el departamento familiar de Elisabethstrasse y se apropiaron de todo el contenido de valor, y el collar de Adele que había sido legado a Maria acabó en manos de la mujer de Hermann Goering, Emmy.
En 1943, bajo el patrocinio de los Nazis austríacos, las obras robadas de Klimt formaron parte de una exhibición donde el retrato de Adele, originalmente titulado Retrato de Adele Bloch-Bauer I, fue apodado por primera vez La dama de oro.
Al llegar a los Estados Unidos, Maria y Fritz se instalaron en California, donde tuvieron cuatro hijos.
En su testamento Ferdinand Bloch había cedido todos sus cuadros y pertenencias a Maria y a sus otras dos sobrinas que seguían con vida, pero el gobierno austriaco medió para que las herederas renunciaran a los cuadros de Klimt a cambio de recuperar las obras menores de la colección de Ferdinand.
En 1998, María se puso en contacto con Randy Schoenberg (nieto de otro refugiado vienés, el compositor Arnold Schoenberg), para desafiar al gobierno austríaco e impugnar la apropiación indebida de la obra de Klimt. Quién era el legítimo heredero de los cuadros era motivo de una gran polémica, debido a la voluntad de Adele Bloch-Bauer expresada a su marido de legar las obras a la Galería Nacional de Austria, pero Ferdinand había reemplazado su deseo con un nuevo testamento legal en el que nombraba como herederas a sus sobrinas.
Cuando Austria rechazó la petición de María, ella y Schoenberg se vieron forzados a tramitar el caso a través del sistema judicial estadounidense que permite a los ciudadanos de Estados Unidos poner en marcha un proceso legal para llevar a juicio a un gobierno extranjero desde allí.
Después de unos cuantos años, ganaron en todos los niveles judiciales, a pesar de que Austria apeló a la Corte Suprema en un último intento por mantener las obras en su poder. Cuando ésta también falló a favor de Altmann, Austria finalmente aceptó llevar el caso a un panel de mediación compuesto por tres jueces austríacos. Todo parecía estar estancado a favor del país, pero el 17 de enero de 2006 anunciaron su decisión: Las cinco obras de Klimt debían ser restituidas a Maria Altmann y su familia.
Más tarde ese mismo año, las cinco obras fueron exhibidas en Los Angeles, antes de ser subastadas y vendidas a un coleccionista privado.
El Retrato de Adele Bloch-Bauer I fue adquirido por el empresario de la industria cosmética Ronald Lauder en 135 millones de dólares, valor récord en ese momento, y puesto en exhibición en la Neue Galerie de la ciudad de Nueva York. Finalmente, después de seis décadas de haberse convertido en víctimas del saqueo Nazi, Maria Altmann y su familia consiguieron justicia.
Maria murió en 2011 a los 94 años.
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