Astérix chez les pictes. Guión: Jean-Yves Ferri. Dibujos: Didier Conrad. Color: Murielle Leroi, Thierry Mébarki y Raphaël Delerue. Portada: Didier Conrad y Albert Uderzo. 48 páginas a todo color. Les Éditions Albert René. ISBN: 978-2-86497-266-2. Francia, octubre de 2013.
Digámoslo de entrada, para tener tiempo de ir procesando el desencanto. Astérix chez les pictes, la nueva, promocionada y tan esperada aventura del héroe de las galias creado por René Goscinny y Albert Uderzo en 1959, es un acto fallido. Otro, si tenemos en cuenta la performance creativa de la saga tras la muerte de Goscinny y el desbarranque metódico y continuo que eclosionó con ¡El cielo se nos cae encima! (2005) y El aniversario de Astérix y Obélix. El libro de oro (2009). Por mucho que duela, Uderzo solo no pudo sostener el alto listón enarbolado por este fenómeno cultural globalizado, que sí supo mantener su identidad francesa (salvo, claro está, en el nefasto episodio de McDonalds).
La decisión de traspasar el mando a nuevos autores, representantes de una nueva generación de historietistas, sea o no compartida por quien escribe y por quienes leen, abría la puerta a la posibilidad cierta (y deseada) de recomposición, revitalización y puesta a punto de un hecho comercial que mantiene intactas las potencialidades necesarias para revalidar sus pergaminos de hecho artístico. Al frente de semejante tarea, Jean-Yves Ferri (guión) y Didier Conrad (dibujos) lograron un trabajo indiscutiblemente profesional. Pero nada más.
Sumatoria de todos los cliches de la serie, armada de acuerdo al recetario estándar que estipulara Uderzo, Astérix chez les pictes juega a retomar las sagas de los grandes viajes desarrollada por Goscinny en numerosos álbumes que le sirvieron para, entre otras cosas, construir sentido (y generar sentido del humor) a través de la comparación tópica entre las características nacionales representativas de galos, godos, normandos, hispanos, belgas y un colorido etcétera. Ferri y Conrad añaden a este recorrido a los pictos escoceses, en una historia básica centrada en la lucha entre clanes, con referencias (obvias y no tanto) al Capitán América, al monstruo del lago Ness y al piel roja Oumpah-Pah, primerizo personaje de la dupla Goscinny-Uderzo. Pero el amontonamiento, como suele suceder, no implica sumatoria.
Una oportunidad no del todo aprovechada, hablando de Astérix, es una oportunidad perdida. Y este relanzamiento, a mi entender, falla al persistir en el anclaje de la aventura dentro de los parámetros genéricos de la comedia. Es decir, del entramado de secuencias pretendidamente humorísticas, con la intención de hilvanar una travesía que refiera a las situaciones cotidianas de la vida y genere la risa del público lector. Principalmente, porque en el adn originario de la irreductible aldea, Goscinny había hecho crecer el árbol de la parodia, o sea de la interpretación satírica de la existencia, de una obra de arte o de una temática específica. Apelando siempre a la ironía y dejando de lado la burla.
Como en los álbumes firmados integralmente por Uderzo, la visión de Ferri y Conrad reproduce la forma original, desatendiendo la naturaleza de los contenidos que la sostuvieron y la hicieron trascender. Astérix chez les pictes tiene el cuerpo, pero no el alma. No pasa de una buena copia de una mala copia.
Fernando Ariel García
Bonus Track:
Le Figaro, el diario más longevo de Francia, le dedicó una cobertura especial a la aparición de Astérix chez les pictes, incluyendo un dibujo especial de Didier Conrad; y cuatro portadas alternativas encargadas a Joan Sfarr, François Boucq, Philippe Geluck y Al Coutelis.
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