jueves, 18 de enero de 2024

EL CONFORMISTA: RETRATO DE UN HOMBRE NORMAL

El conformista. Director: Bernardo Bertolucci. Protagonistas: Jean-Louis Trintignant, Stefania Sandrelli, Gastone Moschin, Dominique Sanda, Enzo Tarascio y Pierre Clémenti, entre otros. Guionista: Bernardo Bertolucci. Basado en la novela homónima de Alberto Moravia, publicada en 1951. Fotografía: Vittorio Storaro. Montaje: Franco Arcalli. Italia / Francia / Alemania (en ese entonces, Alemania Occidental o República Federal de Alemania), 1970. Estreno en la Argentina (copia remasterizada en 4K): 28 de septiembre de 2023.


Comportamiento normal, apariencia normal, trabajo normal, casa normal, matrimonio normal, familia normal, amigos normales, sentimientos normales, pensamientos normales. En resumen, la vida normal de un hombre normal. Pero, ¿qué es, exactamente, una vida normal? ¿Y qué implica, en detalle, ser un hombre normal? A Marcello Clerici, protagonista de El conformista (Il conformista), su percepción ultramontana de la normalidad lo lleva a ser un hombre gris, reprimido y anodino, solitario y silencioso, resignado a transcurrir siguiendo el vaivén de las olas sociales en boga. Un hombre invisible, capacitado para responder a los liderazgos pero incapaz de elegir por cuenta propia. Un nadie, subsumido en los mandatos políticos de las mayorías.


En la Italia de los años ‘30, eso implica que Marcello (un hierático y enorme Jean-Lois Trintignant) se exhiba como un fascista de fuste, orgulloso mussoliniano de la primera hora. Una máscara que nunca deseó y nunca buscó, que no siente como propia aunque la abrace con devoción y compromiso militante. Hay un trauma infantil que podría haber despertado ese deseo de perderse entre las multitudes, pero que de ninguna manera justifica la dedicación con que ha venido construyendo esta identidad desdibujada e impertérrita, líquida e inconsistente, que obtura su opción por el disfrute.


Cuando arranca este film basado en la homónima novela de Alberto Moravia, Marcello está en París para cumplir con dos obligaciones: su luna de miel y la misión que le ha encomendado la Policía Secreta de Mussolini, de la cual forma parte. Debe asesinar a su viejo mentor, un profesor de Filosofía y activista antifascista que el régimen quiere muerto. Desde ese primer minuto, mediante una serie de saltos temporales que van armando el rompecabezas interno de Marcello, el director Bernardo Bertolucci y el montajista Franco Arcalli componen un estudio psicológico (vestido de thriller) sobre la anomia individual y la alienación colectiva, la repetición acrítica de comportamientos ajenos, los peligros de la deshumanización intelectual de una persona.


Nada de este engranaje habría sido posible sin la fotografía de Vittorio Storaro. Su paleta de colores, sus encuadres y movimientos de cámara, maridan de manera sensible y orgánica con la estética que privilegia Bertolucci, arquitectura deslumbrante que combina la carga simbólica del expresionismo alemán y la grandilocuencia épica del arte fascista. Todo puesto al servicio de un diálogo platónico sobre la naturaleza ética del liderazgo mesiánico y su capacidad de contagio sobre las masas anonimizadas. Sobre todo cuando, en pos de la “normalidad”, la “gente de bien” termina empoderando y validando el ascenso de políticas violentas y antipopulares. Historia antigua, pero con un sabor contemporáneo que mete miedo.
Fernando Ariel García

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