Vampus Horror Tales. Directores: Víctor
Matellano, Manuel Martínez Velasco, Isaac Berrocal, Piter Moreira, Erika
Elizalde. Protagonistas: Saturnino García (Vampus), Nacho Guerreros, Elena
Furiase, Félix Gómez, Montse Plá, Diego Arjona, Erika Sanz, Dunia Rodríguez,
Daniela Dardanelli, Federico Repetto, Alberto Rivas, José Lifante y África
Gozalbes, entre otros. Participación especial de Paul Naschy (voz). Guionistas:
Victoria Vázquez, Diego Arjona y Víctor Matellano; Yolanda García Serrano;
Ignacio López Vacas; Isaac Berrocal; Piter Moreira. Idea original: Víctor
Matellano. Ilustradores: Claudio Sánchez (insertos en el metraje), David Benzal
(afiche). Argot Films / Vima Producciones / Raccord Films / Wild Duck
Productions / Red Rum / Infilmity Video Productions. España, 2020.
Los primeros veinte segundos de metraje lo
dejan más que claro. De haber sido una película estadounidense, se llamaría Creepy Horror Tales. Si fuera argentina,
por otra parte, sería Dr. Tetrik Horror
Tales. Pero está hecha en España (aunque una parte se haya rodado en
Montevideo, Uruguay) y por eso lleva por título Vampus Horror Tales. Vampus, en homenaje a la revista Vampus, cabecera bajo la cual Ibero
Mundial de Ediciones divulgó entre los lectores hispanos, a partir de 1971, los
clásicos cómics de terror de la Creepy
de Warren.
La antología fílmica ideada por Víctor
Matellano, rodada en glorioso blanco y negro por un combo de directores jóvenes
que desconocían qué estaban haciendo los otros, viene hilvanada por la figura
de un anfitrión sardónico y tenebroso: el Vampus del título. Un querible
sepulturero con costumbres non-sanctas,
que responde al nombre de Sr. Fettes pero insiste en ser llamado Vampus. Una
criatura irónica y despiadada que el notable Saturnino García (Acción mutante, El día de la Bestia, Tiempo después)
viste con el garbo justo que le impone su trabajo (enterrar de día y
desenterrar de noche) y el ejercicio de sus tres hobbies predilectos: Leer
cómics de terror, matar gente y contarnos historias.
Los cuatro relatos que van a desplegarse frente
a nuestros ojos comparten una pulsión tanática en común: El horror después del
amor. Todas las historias están marcadas por el dolor enfermizo del rechazo,
expresado en insanos impulsos cuasi necrófilos. Como un carrusel de relaciones tóxicas,
de distintas naturalezas y en diferentes lugares, pero con el mismo final. En
el mientrastanto, una dosis de misterio, un toque de gore algo naif, bastante
humor negro y mucha más atmósfera que sustancia.
La película apuesta fuerte al impacto del final
sorpresa y (dentro de lo posible) shockeante. No siempre lo logra, es cierto,
porque algunas cosas se ven venir galopando y otras aparecen resueltas de
manera algo forzada y de apuro. Se la nota preocupada por aggiornar los
contenidos, para que reflejen los tiempos actuales (amores inclusivos,
homosexuales y hasta una ambientación en tiempos de pandemia), pero nada llega
al nivel sobresaliente de la puesta estética retrosesentista, capaz de recuperar
el pulso narrativo de las Historias para
no dormir de Chicho Ibáñez Serrador y el imaginario gótico europeo de Paul
Naschy (1934-2009), cuya voz puede oírse en uno de los segmentos.
El mayor mérito de Vampus Horror Tales es también su fatídico talón de Aquiles. Sólo
funciona (y muy bien) si uno comparte los códigos de referencia que la película
pone en valor. Si no es así, más vale no acercarse.
Fernando Ariel García
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