martes, 10 de noviembre de 2009

ZIRALDO: VI PREMIO QUEVEDOS DE HUMOR GRAFICO

El pasado 21 de octubre, el historietista brasileño Ziraldo fue galardonado con el Premio Quevedos de Humor Gráfico que anualmente entrega la hispana Universidad de Alcalá de Henares. Pepe Palomo, creador de El Cuarto Reich, escribió estas líneas para saludar a su gran amigo, padre de O Menino Maluquinho, Jeremias o Bom, Pereré y una parte importante del capital cultural y creativo más significativo del Brasil.


La entrega del Nobel de la Paz al presidente Obama ha tenido sus asegunes. Ha dejado la sentencia sueca en el campo del debate. No es fácil hoy en día dar premios sin sufrir apremios. La entrega de un galardón siempre es el resultado de conciliábulos, recuentos, tiras y aflojas, y el paso por la bolsa de valores, necesariamente espirituales y subjetivos, que desembocan en un veredicto. En este caso, los del jurado del VI Premio Quevedos de Humor Gráfico 2009 a Ziraldo da Vinci –perdón- da Caratinga (Minas Gerais, Brasil) las han de haber pasado canutas para alcanzar un fallo infalible. Pero al revés. Una pregunta debe haber flotado en aquellos atareados cenáculos. Imagino al mismísimo Cardenal Cisneros, patrono fundador de la Universidad de Alcalá de Henares, metiendo su docta cuchara: ¿Cómo evitamos darle el premio a este mineirinho maluquinho? No hay modo ni forma de impedirlo. Hay demasiadas razones como obra para dárselo. Un colega uruguayo, Blankito, me dijo un día: “Ziraldo es una máquina de dibujar”. Tal descripción complacería a los amantes de la contabilidad y la productividad tan en boga en nuestros días. Pero no es sólo el recuento de su vastísima obra lo que la hace valer. ¿Cómo encasillar a quien ha hecho de todo, siempre en nivel de excelencia, en el plano creativo? Periodista, escritor, pintor, muralista, publicista creador de logos y eslogans, dibujante, editor, autor de libros para niños y un largo etcetera.
Quizás lo más importante sea que Ziraldo ha sido fiel al sentido del humor, que siempre va, dicen los sabios, en sentido contrario. Contrario a los prejuicios, los dogmas, las convenciones y los desafíos conceptuales del lenguaje gráfico. ¿A qué dibujante se le ocurre renunciar a la línea para contarnos las tribulaciones de Flicts? Flicts es un color que deambula, con su baja autoestima, porque no encuentra su lugar en este mundo. Hasta que un astronauta le dice que no busque más en la tierra sino en la luna que es, vista con ojos peatonales como los de él, toda pintada con el color de Flicts.
Una historia como la del extraterrestre E.T., una bella metáfora del exilio, diría un trasterrado. Ziraldo echa a andar en un mundo que exalta el individualismo agresivo, la depredadora competitividad, a Jeremías o bom, Jeremías el bueno, un portaestandarte de la bondad y del “ama a los otros como a ti mismo”, que armado sólo de una beatífica sonrisa termina, al final de cada viñeta, pagando los platos rotos y, por supuesto, la cuenta. Se interna junto a la pandilla del duende Saci Pereré en la frondosa tradición de las leyendas del Brasil profundo.
Durante la “larga e interminable noche de la dictadura brasileña”, y cuando se escucha y tararea el murmullo del faz escuro mas eu canto de Chico Buarque, Ziraldo, junto al querido Jaguar, Millor Fernandez, Henfil, Ivan Lessa y la larga turma de Ipanema, editan O Pasquim. Un semanario que a punta de viñetas y periodismo desenfadado sostenía que la vida es infinitamente más digna de ser vivida en sandalias que con la bota militar, O Pasquim se transformó en un verdadero foro democrático, en algun momento el único nexo con el Brasil del exilio, encarnando el ideal de Arthur Miller: “Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma”. El VI Premio Quevedos que otorga la Ministra de Cultura y el Rector de la Universidad de Alcalá de Henares hace justicia a un trabajo bien hecho, prestigia el humor gráfico y alegra al paisanaje lector.
¡Recordando a Quevedo, Ziraldo, ¡saraváh!
salut.

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