miércoles, 15 de abril de 2015

TERROR EN EL BOSQUE: EL HOMBRE O LA BESTIA

Terror en el bosque. Director: Eduardo Sánchez. Protagonistas: Dora Madison Burge, Samuel Davis, Roger Edwards, Chris Osborn, Denise Williamson, Brian Steele, Jeff Schwan, entre otros. Guionista: Jamie Nash. Court Five / Haxan Films / Miscellaneous Entertainment. EE.UU., 2014. 

Advertencia: No vayas al cine a ver Terror en el bosque (Exists, 2014) si: a) No te gustan las películas de jóvenes contra monstruos (y viceversa); b) No te gustan las películas falsamente rodadas en primera persona; c) No te gustan las películas que te dejan adivinar quiénes, cómo, dónde, cuándo, por qué y en qué orden van a ir muriendo los personajes protagónicos (siempre y cuando prestes un poquito de atención y ejercites el uno por ciento de tu capacidad fabuladora); d) No te gustan las películas que te dejan adivinar qué personaje va a salir airoso de la matanza y por qué (ídem). 


Ahora, si te gustan ese tipo de películas, Terror en el bosque es para vos una cita ineludible. Porque Eduardo Sánchez (no por nada uno de los creadores de The Blair Witch Project) sigue siendo el mejor a la hora de idear y plasmar esta estética de hiperprofesionalizado amateurismo, consabida marca de fábrica de un género tan transitado como gastado. El que está relacionado con el universo de filmaciones caseras, grabadas con cámaras de mano y por gente que, se supone, está más preocupada por registrar un hecho íntimo que por filmar una película. 


Más que justificado en este caso, por la premisa semivacacional del grupo de jóvenes que, solito y sin ninguna necesidad, corre a esconderse en una cabaña perdida en los bosques de Texas, convenientemente alejada de todos los caminos transitados. Y por la imagen esquiva del Pie Grande, que vive y hace de las suyas justo en el bosque elegido por los chicos. Bosque que, por casualidad y por herencia de la brujita de Blair, resulta ser una trampa mortal de la que no zafaría ni Dora la exploradora. La trama es supertrillada, obvio.


Y ante un qué tan ramplón y predecible, pesan los atractivos del cómo se nos va contando lo que ya sabemos de memoria. Y acá le doy las gracias a Sánchez por evitarnos el morboso e infantiloide regodeo sanguinolento. La violencia es extrema y bastante gráfica, pero cuidada en el mismo sentido que se cuidan los desnudos cuidados para la revista del conejito: Exhibiendo sin obscenidad. Otra cosa es la técnica para generar incomodidad, nerviosismo y hasta cierta dosis de miedo en el espectador, aprovechando el recurso de esconder todo lo que se pueda, escamoteando la claridad visual para el final.


Final cantado que llega de la mano de un veterano axioma filosófico sobre la naturaleza del monstruo. ¿Quién es el ser capaz de causar espanto, atentando contra el orden regular de la naturaleza? ¿El Hombre o la Bestia? ¿Habrá segunda parte? Creo que sí. 
Fernando Ariel García

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