el negro Fontanarrosa (la biografía). Autor: Horacio Vargas. 296 páginas en blanco y negro y a color. Homo Sapiens Ediciones. ISBN: 978-950-808-865-9. Argentina, octubre de 2014.
Fragmentos de rudimentarias historietas realizadas en la infancia. Diversas muestras de sus trabajos publicitarios. Un montón de chistes tan nuevos hoy como en los distintos entonces en que fueron pensados, dibujados y publicados. Secuencias de Boogie, de Sperman, del Inodoro Pereyra. Cartas manuscritas con esa grafía inconfundible. Maquetas para el armado de los libros de De la Flor. Originales mecanografiados de los cuentos (y corregidos a mano). Un puñado de fotos familiares. Columnas periodísticas, discursos (incluida la célebre exposición de las “malas palabras” para el Congreso de la Lengua de 2004). Un texto de Elvio Gandolfo. Parte de una irrepetible e impagable charla con Osvaldo Soriano. Los homenajes de sus pares al momento de su muerte.
Sólo por esta serie de apartados documentales, el negro Fontanarrosa (la biografía) se vuelve un libro precioso y preciado, destinado a ser leído y releído, preservado en el mejor lugar de la biblioteca y en un luminoso rincón del corazón. Pero el trabajo de Horacio Vargas es mucho más valioso que el valor de la compilación de este material disperso y poco conocido. Hermoso, cariñoso y cálido retrato del rosarino universal, es también un ferviente homenaje al Hombre, al profesional, al vecino que mejor entendió el color y la naturaleza del habla popular; y que mejor la trasladó al papel antes de dejarla vagar libre por el aire libre.
Como Fontanarrosa, el libro de Vargas va de Rosario al mundo, saliendo de esa ciudad que amó (y correspondió sin medidas a ese amor) sin abandonarla jamás. Hace escala en la cocina histórica del humor gráfico y la historieta, en las redacciones de diarios y revistas, en la intimidad de la creación literaria, en la mítica barra de El Cairo. Logra vencer a la Muerte y nos sienta a parlotear con el negro (así, en minúsculas, como lo escribía Fontanarrosa en sus firmas) sobre fútbol, minas, el café de los bares. Y lo hace respetando los códigos barriales de la amistad.
Foto de la niñez
Lo mejor de todo, se me antoja, es que Vargas escribió este libro siguiendo las indicaciones precisas dadas, en alguna oportunidad, por el propio biografiado: Capítulos cortos, muchas anécdotas, muchos diálogos, mucha primera persona. Y así desfilan por estas páginas los testimonios del mismo Fontanarrosa (obviamente), pero también los de su familia, sus amigos famosos (Serrat, Crist, Rabinovich, Valdano, Divinsky, la Mesa de los Galanes) y los de sus amigos anónimos (un pueblo entero, capaz de confabularse con la esposa del dibujante y el intendente de Rosario para darle una sorpresa en un día muy especial).
El último dibujo
Este libro, para mí, honra la memoria, el legado, la estatura artística y la vida de Roberto Fontanarrosa como nunca nadie lo había hecho antes. Más que una biografía, un cacho de cultura.
Fernando Ariel García
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