miércoles, 15 de abril de 2015

SE LEVANTA EL VIENTO: ALTO EN EL CIELO

Se levanta el viento. Director: Hayao Miyazaki. Voces: Hideaki Anno (Jiro Horikoshi), Hidetoshi Nishijima (Honjo), Miori Takimoto (Naoko Satomi), Masahiko Nishimura (Kurokawa), Mansai Nomura (Giovanni Battista Caproni), Jun Kunimura (Hatori), entre otros. Guionista: Hayao Miyazaki, basado en la novela homónima de Tatsuo Hori. Studio Ghibli. Japón, 2013. 

Digámoslo de entrada. Se levanta el viento (Kaze Tachinu, 2013) es una obra maestra. Y no una obra maestra cualquiera, ya que se trata de la última obra maestra con que va a alegrarnos la vida el enorme Hayao Miyazaki. Lo cual es, al mismo tiempo, una lástima y una fiesta. Sensaciones mezcladas, sentimientos encontrados que están en el ADN de este filme de envolvente belleza, de poéticas imágenes y de una hondura humana rara vez alcanzada por los dibujitos animados. 


Como siempre que hablamos de Miyazaki, aquí también vamos a entablar una relación afable y empática con sus temáticas recurrentes: El poder movilizador de los sueños, la conciencia pacifista, la responsabilidad que acarrea el conocimiento, el apareamiento de la realidad y la ficción, la convivencia orgánica entre lo natural y lo sobrenatural. La libertad como valor último. Y primero, por supuesto.


En la forma, el ambicioso relato que va hilvanando el filme nos cuenta la historia de Jiro Horikoshi, el ingeniero aeronáutico creador del bombardero A6M Zero, quirúrgica herramienta japonesa durante la Segunda Guerra mundial, ya que se trata del avión que estrellaban los kamikazes en su único vuelo de sacrificio, entrega y desmesura. Y nos cuenta también la historia de amor y sufrimiento que lo unió y separó a la mujer de su vida. Y la historia de embelesamiento con el diseñador aeronáutico italiano Giovanni Battista Caproni, a quien visita durante sus estados de vigilia, buscando respuestas. Y parte de la historia del Japón durante el siglo XX: El terremoto de 1923, la epidemia de tuberculosis (con un link metaliterario a La montaña mágica de Thomas Mann), la depresión económica, la entrada al conflicto bélico mundial. 


Pero, en realidad, si uno mira atentamente, al realizar la biografía de Jiro Horikoshi, Miyazaki está filmando su autobiografía, está firmando su testamento artístico, el legado de su vida. De niños, tanto Horikoshi como Miyazaki quisieron ser pilotos de avión. Jiro no pudo por problemas en su vista, motivo por el cual Hayao se está retirando del cine. La tuberculosis que afectó a la madre de Miyazaki es la misma que golpeará de la manera más cruel al entorno afectivo más íntimo de Horikoshi. El padre de Miyazaki fabricaba timones para los aviones que diseñó Horikoshi; y ambos tuvieron que vivir con el dilema de consciencia de construir instrumentos pensados para la paz y utilizados para la guerra. Horikoshi admiraba al italiano Caproni, que diseñó un avión de nombre Ghibli, que es el nombre con que Miyazaki bautizó a su estudio de animación. Es obvio, Hayao y Jiro comparten la obsesión por su trabajo y la ambición de hacerlo lo mejor posible. 


Pero lo más importante es que Se levanta el viento, por sobre este denso cúmulo referencial, es una película hermosa, sensible, arrebatadora. El fiel retrato del amor entre un creador y su creación. De la pasión que lo lleva a dedicarle todo su esfuerzo, todo su tiempo, a la ardua tarea de hacerla despegar y hollar nuevos territorios. 
Vuele, Maestro. Alto en el cielo. 
Fernando Ariel García

No hay comentarios:

Publicar un comentario