miércoles, 25 de enero de 2012

EL SINIESTRO DR. MORTIS VOL. 2: DE LO SINIESTRO

Generación Novaro. Antes de que SONASTE MANECO se llamara SONASTE MANECO, ese fue uno de los nombres que barajé fuertemente para la revista. Generación Novaro. Todavía me gusta (y mucho, mucho), pero quedó descartado porque (según el resultado de una pequeña e íntima encuesta) la idea que comunicaba quedaba centrada exclusivamente en la desaparecida editorial mexicana y, sobre todo, en el mundo superheroico de DC y los personajes popularizados por la TV, como Tarzán, El Llanero Solitario o El conejo de la suerte. La idea tras Generación Novaro no era esa, sino la de representar simbólicamente al arco generacional de lectores (entre los que me cuento) que, en esos años de formación historietística (los ’70), leíamos tanto las revistas de Novaro como las de Columba o Record; las apaisadas de Quinterno, García Ferré, Mazzone y Cielosur; y las chilenas de Zig-Zag, formalmente emparentadas con el comic-book a lo Novaro, pero pobladas principalmente por creaciones locales. Me acuerdo del tarzanido Mizomba y su versión femenina Mawa, del western El Jinete Enmascarado y, por supuesto, cómo olvidarlo, de El siniestro Dr. Mortis.


Portadas originales de Roberto Tapia para El siniestro Dr. Mortis Nº 24 y 31, donde se publicaron las aventuras recopiladas en este volumen

Dueño de un nombre evocador y resonante, perfecto en su tenebrosa contundencia, Dr. Mortis era la revista de terror, después de las argentinas Dr. Tetrik y Vampirella, traducciones del material de la estadounidense Warren. Muchos años después, me enteré de que Mortis era un clásico de clásicos transcordillerano, nacido en la década del ’40 como presentador de un radioteatro, estrella central de un gótico universo que, sin apartarse de las límites del horror, supo trasponer las fronteras del policial, el suspenso y la ciencia-ficción. Todo ello forjado al calor de la mente maestra del escritor y actor Juan Marino.


Dos de las formas físicas con que el Dr. Mortis se presenta ante sus víctimas

Después de treintipico de años, gracias al buen hacer de la gente de Arcano Cuatro, el diario chileno La Tercera recuperó una pequeña muestra del vasto prontuario de Mortis; y lo convirtió en una serie de doce álbumes semanales, puestos a la venta entre el 1º de agosto y el 17 de octubre del año pasado, junto con el periódico. Durante todo este tiempo intenté conseguir alguno de sus ejemplares, sin éxito. Hasta que el amigo Carlos Reyes G. (líder de Ergocomics y miembro vital de Arcano Cuatro) me hizo llegar este segundo volumen, dedicado a las historias Un pacto con el Dr. Mortis y Los tentáculos del Dr. Mortis (Nº 24 y 31 de la edición original de Zig-Zag), escritos por Marino y dibujados por Manolo Ahumada, el principal responsable gráfico de la primera etapa de las historietas.

¡Con dedicatoria y todo!

Debo reconocer que abrí estas páginas con bastante temor. Suena obvio, ya que estamos hablando del Dr. Mortis, pero lo que me asustaba no era la capacidad absoluta para el mal de su personaje protagónico, sino la posibilidad de desencantarme con ese material que recordaba con tanto cariño. A fuerza de ser sincero, el paso del tiempo no ha sido lo suficientemente benévolo con estas historietas. O mi mirada ya no es la misma, curtida ahora por lustros de efectos especiales, vivencias personales y otro tipo de lecturas. Ante los ojos modernos, los guiones y los dibujos, aún manteniendo su efectividad, se perciben como algo tosco, bastante previsible. Es que el terror de Mortis es un terror anclado fuertemente en los arquetipos de los ’50, pendulando entre la repulsión física y el asco hacia las manifestaciones físicas del horror; y una impronta psicológica nacida de uno de los grandes miedos alimentados por la Guerra Fría: El peligro inmanente a toda tecnología de avanzada, los riesgos de la ciencia desbocada, carente de ética. Hay algo de denuncia social, metaforizada como corrupción moral. Cierta asimilación entre lo extranjero y lo extraño, facilitado por las ambientaciones europeas relativamente contemporáneas (Baviera y Nápoles, en este tomo). Y una sensibilidad pulp fuertemente influida por la literatura del género, en este caso en particular Frankenstein, Fausto y Lovecraft.

Primera página de Un pacto con el Dr. Mortis, no incluida en la edición recopilatoria

Lo que se mantiene vigente, íntegro, mérito indiscutido de los autores, es el carisma del Dr. Mortis. Si mal no recuerdo, en ninguna de sus historietas se explicita la verdadera naturaleza del personaje. Creo que no. Espero que no, porque eso le restaría puntos a la sutileza de esta creación. Tranquilamente, Mortis podría ser el Diablo o algún tipo de demonio de menor escalafón. O la Muerte personificada. O un vampiro. O un científico loco. Está claro que es una fuerza megalomaníaca que busca sojuzgar a la raza humana mediante el uso de la ciencia y la tecnología, pero poco más. Esencia indefinida e inasible, Mortis funciona como metáfora sobre la existencia del Mal, construida desde la acumulación de imaginarios que nunca se superponen, siempre se potencian. Mortis es la tentación que nace de las zonas grises de la naturaleza humana, manipulador maquiavélico de los conos de sombra que portamos como marca desde nuestro nacimiento. Una fuerza arcana, absoluta e inabarcable desde el pensamiento o las emociones humanas. El titiritero que mueve los hilos de nuestras urgencias, de nuestras debilidades. Mortis florece entre los jirones de carne que deja expuestos la miseria humana. Tiene poder e impunidad. Y los ejerce.


Frankenstein y Lovecraft, dos influencias literarias para Mortis

De ahí lo acertado del calificativo del título. Siniestro. En su raíz latina, sinister, siniestro refiere a la persona que tiene una propensión natural hacia lo que consideramos malo, negativo, funesto. Y si bien le cabe como anillo al dedo a Mortis, también se puede aplicar a gran parte de los humanos que pueblan sus páginas. Es cierto que todos los humanos son víctimas de Mortis, pero también es cierto que algunos humanos eligen ser victimarios de sus pares. Y es en esa perversión, palpable en el mundo real, en donde descansa el gran atractivo de la serie. El Mal tiene nombre y apellido: Dr. Mortis. Pero la capacidad de hacer el mal está en cada uno de nosotros.
Y eso, mete miedo.
Fernando Ariel García


El siniestro Dr. Mortis Vol. 2: Un pacto - Los tentáculos. Guiones: Juan Marino. Dibujos: Manolo Ahumada. Portada: No acreditada. Editor: Arcano Cuatro. 72 páginas a todo color. Unlimited. ISBN: 978-956-3136-34-0. Chile, 8 de agosto de 2011.

1 comentario:

  1. Que bien que lograste conseguir un tomo de los compilatorios que se publicaron acá en Chile.

    Que mal que justo era el que venia con una falla y no traía la primera página de la primera historia.

    Nada más quería comentar que esta nueva edición del Dr. Mortis gustó mucho entre el público lector, aumentando a 18 los álbumes de los 12 originalmente presupuestados.

    Saludos cordiales, muy buen blog

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