Con las idas y vueltas que reconoce toda publicación con 80 años de historia en las espaldas, Topolino (nombre italiano del Ratón Mickey) ha dejado de ser sólo una revista de (o con) historietas, para transformarse en algo mucho más complejo y abarcativo: Un verdadero símbolo de la cultura de Italia, sus usos y sus costumbres. Y si bien aquí se revalida la concepción disneyana de la vida, la apropiación que de ella ha hecho Topolino (la revista, que no el personaje) la convierte en baluarte y válido espejo de la sociedad italiana, que ha visto reflejado su desarrollo en estas páginas coloridas.
Esta Topolino poco tiene que ver con la aparecida por vez primera en diciembre de 1932, pero guarda todas las características representativas del último formato editorial que el público (lector y no lector de historietas) viene acompañando semana tras semana. Una especie de Anteojito, enfocado hacia la divulgación con pretensiones educativas para alumnos de primaria. Apelando a valores fácilmente reconocibles como “familiares”, los cómics se van intercalando entre artículos periodísticos, concursos, entretenimientos varios, crucigramas, curiosidades, horóscopos, etc. Todo ello con un cierto arraigo en la agenda de actualidad y en las currículas escolares.
En el estricto rubro de las historietas, Topolino brilla por su ausencia en un número íntegramente dedicado al mundo de los patos, con las presencias casi exclusivas de Paperino (Donald) y Zio Paperone (Tío Rico). Cortos gags de una página (algunos con la obligada temática navideña que impone el calendario), aventuras más o menos largas de corte policial, costumbrista y hasta fantástico, material de relleno que acompaña (más o menos dignamente) el plato fuerte: La mediáticamente explotada profecía maya sobre el fin del mundo para el próximo 21 de diciembre de 2012, a cargo de uno de los más grandes dibujantes (Disney y no) italianos de la actualidad: Giorgio Cavazzano, recuperador del más clásico espíritu de Carl Barks, para quien las locaciones exóticas funcionaban como puerta de ingreso a la aventura, a la gran Aventura, aquella que sirve para formar al ser humano.
Hay una postura ecológica que siempre es bienvenida, veladas críticas al capitalismo salvaje encarnado en el Tío Rico y un mensaje explícito que la revista entera toma como propio: “Respetemos nuestro planeta y busquemos la forma de remediar los errores presentes y pasados”. Aunque no faltan los preconceptos típicos sobre la injerencia foránea en el desarrollo científico, tecnológico y humanístico de las culturas originarias de América, es interesante el retrato que el relato ofrece sobre la identidad maya, dejando claro que lo desconocido no tiene por qué ser peligroso, que lo diferente no tiene por qué ser inferior. Lo precolombino aparece tratado con respeto y desde una postura no académica. Ante los ojos pequeños, la trama de la hecatombe planetaria se articula con humor, misterio y vueltas de tuerca que incluyen una rebelión de la Naturaleza contra los hombres, extraterrestres y paradojas temporales que aparecen vestidas con el disfraz de un asteroide que impactará la Tierra en medio del Yucatán. Para los ojos más grandes, esta asunción de la catástrofe como una oportunidad de cambio cualitativamente positivo, también puede ser leída como metáfora de la crisis económico-social que atraviesa Europa y que golpea brutalmente a Italia.
Dije con anterioridad que no me gustaba Disney. Y sigue sin gustarme ese universo simbólico que construye, representa y promueve. Pero me gustan las historietas de patos y ratones cuando vienen firmadas por Barks, Gottfredson, Cavazzano y un par más. Autores que han encontrado caminos alternativos para trascender los férreos límites fronterizos que impone el ideario disneyano. Lo mejor de gente como Barks, Gottfredson y Cavazzano es que hicieron (y hacen) historietas antes que historietas Disney. Transformaron esos obstáculos en oportunidades creativas para explotar. Y esa sigue siendo la mejor metáfora (y receta) contra cualquier crisis que se nos venga encima.
Que el fin del mundo sea sólo el principio.
Fernando Ariel García
Que el fin del mundo sea sólo el principio.
Fernando Ariel García
Topolino Nº 2.927. Autores: Ottavio Panaro, Fausto Vitaliano, Giorgio Cavazzano, Roberto Gagnor, Vitale Mangiatordi, Enrico Faccini, Donald Soffritti, Francesca Agrati, Marco Mazzarello, Giampaolo Soldati, Laura Shaw, Mark Shaw, Antoni Bancells Pujadas, Giuseppe Sansone y Silvia Ziche, entre otros. Portada: Giorgio Cavazzano. Directora: Valentina De Poli. 162 páginas a todo color. Disney Italia. ISSN: 9-771120-611001. Italia, 3 de enero de 2012.
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