Barbie.
Directora:
Greta
Gerwig. Protagonistas:
Margot Robbie (Barbie), Ryan Gosling (Ken), America Ferrara (Gloria),
Kate McKinnon (Barbie rara), Kingsley Ben-Adir (Ken), Will Ferrell
(CEO de Mattel), Simu Liu (Ken), Rhea Perlman (Ruth Handler, creadora
de Barbie), Issa Rae (Barbie presidenta), Heri Hef (Barbie doctora),
Alexandra Shipp (Barbie escritora), Emma Mackey (Barbie científica),
Sharon Rooney (Barbie abogada), Nicola
Coughlan (Barbie diplomática), Ana Cruz Kayne (Barbie jueza), Ritu
Arya (Barbie periodista), Scott Evans (Ken), Ncuti Gatwa (Ken),
Michael Cera (Allan), Ariana Greenblatt (Sasha). Participación
especial de Dua Lipa (Barbie sirena) y John Cena (Ken tritón).
Narradora: Helen Mirren. Guionistas: Greta Gerwig y Noah Baumbach.
Basado en el universo de las muñecas Barbie de Mattel, creado por
Ruth Handler. Banda sonora: Incluye las canciones Dance the Night
(Dua Lipa), Pink (Lizzo), Barbie World (Nicki Minaj, Ice Spice y
Acqua), Watati (Karol G y Aldo Ranks),
What Was I Made For
(Billie Eilish) y I’m Just Ken (Ryan Gosling), entre otras.
Productores: Margot Robbie, entre otros. Heyday Films / LuckyChap
Entertainment / NB/GG Pictures / Mattel Films. EE.UU., 2023. Estreno
en la Argentina: 20
de julio
de 2023.
9
de marzo de 1959. Feria del Juguete de New York. Por sólo 3 dólares,
cualquiera de sus visitantes podía adquirir esta novedosa muñeca
rubia con sonrisa galvanizada y labios pintados. La primera con
facciones adultas, senos prominentes y largas y estilizadas piernas.
Sus 29 cm de altura incluían tacos altos, aros resplandecientes y
una malla enteriza a rayas, en coqueto blanco y negro. Si uno va a
creerle al relato oficial, la muñeca salió del evento siendo un
rotundo fracaso, aunque para fin de año terminaría
agotando
351 mil unidades en las jugueterías del gran país del norte.
Iniciativa
de Ruth Handler, esposa del fundador y dueño de Mattel, Barbie
(bautizada con el nombre de su hija Barbara) revolucionó
el imaginario occidental y convirtió a esa pequeña empresa familiar
en una de las multinacionales más poderosas del planeta. En poco
tiempo, pasaron de fabricar instrumentos musicales de juguete a
moldear
el verosímil social de varias generaciones de mujeres, vendiendo
la promesa de emancipación que el machismo imperante necesitaba para
mantenerse en el poder. En cada época, después
de consolidar la vigencia de los principales mandatos sociales
del
momento, Barbie supo
surfear
la ola del cambio cultural para capitalizar las demandas que parecían
jaquearla definitivamente. Se modificó cada vez que le fue imperioso
hacerlo, logrando así mantener su perpetua condición de modelo
aspiracional.
Con
mirada cínica y humorística, Greta Gerwig (Lady Bird, Mujercitas)
tomó a este controvertido icono pop para moldear
cinematográficamente el amor y el odio que convergen sobre esta
matriz ideológica, entronizada como cliché conservador de la
identidad femenina. En
Barbie, expone
de manera crítica esa imposible perfección estética y moral,
superficial y glamorosa, capaz de cambiar de etnia, imagen y
profesión, pero imposibilitada de mudar su sexualidad acentuada y
ausente, vaciada de deseo y cualquier tipo de pulsión erótica.
Desde
ese lugar, aborda
de manera profunda y divertida los efectos de la cultura patriarcal
sobre las psiquis de mujeres y hombres (lo que hace con Ken me parece
sencillamente brillante). Y lo logra,
además, construyendo
una auténtica y tangible artificialidad, deudora del arte pop y
el espíritu visual de los viejos
musicales yanquis.
Obviamente,
al tratarse de
un film
de Barbie y de Mattel, no se puede matar a la gallina de los huevos
de oro. Y la verdad es que Gerwig sortea la situación con altura e
inteligencia. Separando
la esencia de la marca, logra dividir las
aguas entre la intención creativa y la voracidad
capitalista.
Del
lado independiente,
diverso e inclusivo del
mostrador, se
lavan los pecados promoviendo
el fortalecimiento de la autoestima y el libre albedrío de
la mujer.
Y del lado demoníaco, se
acumulan las culpas sobre ese
rol
impuesto con la violencia simbólica de la belleza hegemónica y el
consumo alienante.
Pero,
¿puede
desvincularse de manera tan tajante la idea original de su
explotación comercial posterior? La película dice que sí. Yo no
estoy tan seguro.
Fernando
Ariel García
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