miércoles, 7 de julio de 2021

FALCON Y EL SOLDADO DEL INVIERNO: LEGADO Y EMPODERAMIENTO

Falcon y el Soldado del Invierno. Directora: Kari Skogland. Protagonistas: Anthony Mackie (Sam Wilson / Falcon), Sebastian Stan (Bucky Barnes / Soldado del Invierno), Emily VanCamp (Sharon Carter), Wyatt Russell (John Walker / Capitán América), Erin Kellyman (Karli Morgenthau), Daniel Brühl (Barón Helmut Zemo), Danny Ramírez (Joaquín Torres), Georges St-Pierre (Batroc), Adepero Oduye (Sarah Wilson), Clé Bennett (Lemar Hoskins / Battlestar) y Carl Lumbly (Isaiah Bradley), entre otros. Participación especial de Don Cheadle (James Rhodes / War Machine), Florence Kasumba (Ayo) y Julia Louis-Dreyfus (Valentina Allegra de Fontaine). Guionistas: Malcolm Spellman, Michael Kastelein, Derek Kolstad, Dalan Musson y Josef Sawyer, basados en personajes y situaciones creadas y desarrolladas por Joe Simon, Jack Kirby, Stan Lee, Gene Colan, Ed Brubaker, Steve Epting, Mark Gruenwald, Paul Neary, Robert Morales y Kyle Baker, entre otros, para los cómics de Marvel. Desarrollador televisivo: Malcolm Spellman. Productor ejecutivo: Kevin Feige. Marvel Studios. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: Disponible en Disney+ desde el 19 de marzo de 2021.


Debería haber sido lo más normal, pero el entorno pandémico lo reconvirtió en un hecho azaroso. La serie Falcon y elSoldado del Invierno (The Falcon and the Winter Soldier) estuvo pensada como segundo eslabón de la Fase 4 del Universo Cinematográfico Marvel (UCM); y pudo verse en segundo término. Sólo que, en los planes originales, tenía que emitirse después de la película de Black Widow y antes de la serie WandaVision; y no al revés. Más allá de este detalle, los seis episodios de la serie sirven para confirmar algunos de los vectores que parecen marcar la cancha de esta nueva etapa del UCM.


Para empezar, el simbólico pase generacional entre los héroes de la vieja camada y la nueva, el eterno tema del legado emparentado con la inclusión empoderada de las minorías. No se trata aquí sólo de reemplazar a la persona debajo del traje (o de cambiar a un actor por otro), sino de reperfilar los valores históricos que estos paladines representan, aggiornándolos a las demandas coyunturales de esta época, marcada sobremanera por la corrección política. Y entonces sí, cambiarlos por otro actor que encaje en el modelo que la sociedad demanda. Y, en el camino, empezar a desagregar la idea de equivalente oscuro del superhéroe, con capacidades para funcionar como archivillano, paladín renegado o alma descarriada capaz de cometer las peores acciones con las mejores intenciones. Si es que algo así es posible. Un futuro que tiene pinta de Dark Avengers, pero habrá que ver que sigue pasando.


Retomando la hibridación entre el thriller político y la epopeya superheroica que dio sus frutos en Capitán América y el Soldado del Invierno, la serie debate quién debe ser el próximo Capitán América, visto que Steve Rogers pasó a retiro tras los eventos de Avengers: Endgame. Y lo hace lanzando la pregunta más álgida para los EE.UU. del UCM y los EE.UU. post-Trump: ¿Puede haber un Capitán América negro? ¿Es hora de que el uniforme de barras y estrellas sea portado por un afroamericano? Si bien al final sólo quedará uno, desde el principio son tres los personajes que se rifarán la posesión del icónico escudo. Y autoexcluido Bucky Barnes (Soldado del Invierno), la pelea de fondo será entre el afroamericano Sam Wilson (Falcon) y el recién llegado John Walker, héroe de guerra rubio y grandote, con una preocupante tendencia a las reacciones hiperviolentas. El elegido por el Gobierno para ser el próximo Capi.


Y aunque el racismo es el tópico social más importante que aborda Falcon y el Soldado del Invierno, no es el único. También están la violencia política derivada de la exacerbación de la grieta y aprovechada por grupos supremacistas, el destino de los desplazados-refugiados, la amenaza terrorista y las políticas públicas de apoyo a las poblaciones vulnerables y/o en riesgo. De todas formas, lo más interesante es la resignificación que los hechos fuera de la pantalla imprimieron sobre estos contenidos acordados y generados mucho antes de salir a la luz. En particular, el masivo impacto del movimiento Black Lives Matter, el asalto al Capitolio de enero de este año y la crisis económica desatada por la irrupción del COVID-19.


Es una pena (para mí, al menos) que, después de tomarse el trabajo de elaborar estas álgidas cuestiones urgentes, trabajándolas narrativamente para dotarlas de peso específico en la trama, Falcon y el Soldado del Invierno decida resolverlas con herramientas brutalmente simplistas, reduccionistas y discursivas, apuradas en el último tramo del último episodio. Como si necesitara reafirmar su compromiso con la corrección política, por miedo al ejército global de espectadores siempre dispuestos a desenfundar su dedo índice.
Fernando Ariel García

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