Star Wars - El ascenso de Skywalker. Director: J.J. Abrams. Protagonistas: Carrie Fisher (Leia Organa), Adam Driver (Ben Solo / Kylo Ren), Daisy Ridley (Rey), John Boyega (Finn), Oscar Isaac (Poe Dameron), Anthony Daniels (C-3PO), Joonas Suotamo (Chewbacca), Kelly Marie Tran (Rose Tico), Ian McDiarmid (Palpatine / Darth Sidious), Billy Dee Williams (Lando Calrissian), Brian Herring (titiritero de BB-8), Jimmy Vee (R2-D2), Naomi Ackie (Jannah), Domhnall Gleeson (General Hux), Lupita Nyong'o (Maz Kanata) y Keri Russell (Zorri Bliss), entre otros. Participación especial de Mark Hamill (Luke Skywalker). Guion: J. J. Abrams, Chris Terrio, Derek Connolly y Colin Trevorrow, basado en personajes y situaciones creadas por George Lucas. Música: John Williams. Lucasfilm Ltd. / Bad Robot Productions. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 19 de diciembre de 2019.
Todo llega a su fin. Hasta esta saga familiar iniciada hace más de 40 años. Porque Star Wars - El ascenso de Skywalker (Star Wars - The Rise of Skywalker) está aquí para cerrar la historia del clan Skywalker, no para poner punto final a una de las franquicias más lucrativas de la industria del entretenimiento. Es cierto, no va a haber más trilogías, pero sí una película cada tanto. Y dibujos animados, series para Disney +, cómics y demás cuentas de este rosario de productos interconectados e interdependientes hasta el infinito.
Lo importante pasa por saber si El ascenso de Skywalker está a la altura de las expectativas que generó. Y la respuesta, en realidad, son dos respuestas. A nivel cinematográfico, J.J. Abrams apela a la mística original pero no logra traducirla en personajes con carisma. Abusa de las subtramas y las vueltas de tuerca simplistas. Revela lo que tiene que revelar. Y entretiene a fuerza de adrenalina más que de inteligencia y creatividad argumentativa, sobrevalorando la carga épica de la misión final.
A nivel emotivo es otra cosa. La película se toma su tiempo para recuperar y resignificar escenarios, relaciones, criaturas que han cimentado el fanatismo religioso de la saga. Están los homenajes esperados, los golpes bajos infaltables y un par de sorpresas que terminarán obnubilando cualquier atisbo de razón. J.J. Abrams responde a la pasión con más pasión. Y, ya sabemos, la pasión conoce razones que la razón desconoce o no entiende.
Lejos de ser la película perfecta para un cierre redondo, Star Wars - El ascenso de Skywalker es la celebración que una ocasión así ameritaba. A sufrirla y a gozarla, que para eso está hecha. Fin de fiesta y gracias por los servicios prestados.
Fernando Ariel García
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