miércoles, 22 de septiembre de 2021

LA CASA OSCURA: EL SER Y LA NADA

La casa oscura. Director: David Bruckner. Protagonistas: Rebecca Hall, Sarah Goldberg, Stacy Martin, Evan Jonigkeit y Vondie Curtis-Hall, entre otros. Guionistas: Ben Collins, Luke Piotrowski. Anton / Phantom Four Films / TSG Entertainment. EE.UU. / Reino Unido, 2021. Estreno en la Argentina: 23 de septiembre de 2021.


Ya desde su título, La casa oscura (The Night House) revela el peso protagónico que la arquitectura tendrá en este relato de horror gótico, donde una casa ¿embrujada? será el escenario fundamental de esta película que buscará (y encontrará durante gran parte de su metraje) reformular los condimentos típicos del género. Entre esas paredes levantadas a orillas de un lago bastante tenebroso, pasarán cosas ambivalentes. Nacerá el misterio, crecerá el suspenso y se establecerá el horror.


Beth (una notable Rebecca Hall, con el film al hombro por cuestiones argumentales) acaba de quedar viuda. Su marido se suicidó, sin motivos aparentes; y en ese dolor absoluto se planta el director David Bruckner (el mismo de Ritual) para desenrollar su tapiz eminentemente atmosférico, donde el terror se define como una cuestión existencial. Se pasea por el intelecto y la emoción, deteniéndose siempre en las dudas que plantea en los espectadores el tránsito de este duelo: ¿Estamos frente a un trauma psicológico o una experiencia paranormal?


Historia de fantasmas, melodrama romántico, thriller fantasmagórico. Lo bueno de La casa oscura es que habita cómodamente cada uno de estos cuartos, generando preguntas y proponiendo teorías escalofriantes y cerebrales, morbosas y viscerales. Manteniendo una espectral elegancia formal que la vuelve, realmente, irresistible. Lástima que el guion no esté siempre a la altura de la narrativa visual; y vaya perdiendo fuerza y originalidad a medida que la trama aclara sus tantos.


Brillante en el planteo filosófico de la angustia traducida en miedo y su posterior escalada hacia el terror inaprensible, el film se hace fuerte al explorar la dialéctica entre la nada y el vacío. ¿Presencia sobrenatural alimentada por la negación del ser? ¿Construcción anímica derivada de un proceso autodestructivo inconsciente? ¿O sólo un juego de espejos apoyado en las simetrías y asimetrías diseñadas por las pesadillas de un arquitecto desesperado? Una pena que la respuesta termine enunciando una injustificada justificación para lo injustificable.
Fernando Ariel García

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