miércoles, 5 de septiembre de 2018

LA CASA JUNTO AL MAR: LA PELEA DEL SIGLO

La casa junto al mar. Director: Robert Guédiguian. Protagonistas: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan, Jacques Boudet, Anaïs Demoustier, Robinson Stévenin, Yann Tregouët, Geneviève Mnich, Fred Ulysse. Guión: Robert Guédiguian, Serge Valletti. Agat Films / France 3 Cinéma / Canal+. Francia, 2017. Estreno en la Argentina: 6 de septiembre de 2018. 

Un pueblo marino, muy pequeño, bastante cerca de Marsella. Un restaurante familiar, de comida sencilla, buena y barata, pensado por y para la clase trabajadora. Un padre ya mayor, algo golpeado por las circunstancias económicas, parece caer vencido por el fulminante rayo de un accidente cerebrovascular. Tres hermanos que vuelven a encontrarse, después de algún tiempo distanciados, para ver qué pueden hacer con sus vidas, con el negocio y con la casa junto al mar que da título al nuevo film de Robert Guédiguian, el director al que le gusta meterse hasta el tuétano con cuestiones sociales no saldadas por la Historia, con dilemas éticos no resueltos por el Hombre. 


Con la natural falsa naturalidad que sabe esgrimir el teatro, La casa junto al mar (La villa) se irá abriendo desde lo particular a lo general, de la familia a la población, de la casa a la sociedad, porque el espectro que aborda es esencialmente humano, especialmente universal. Los hermanos se verán obligados a hacer el balance de su relación, ponderando las luces y las sombras que los unen y los separan, el deseo y las posibilidades de una convivencia pacífica, los pro y los contra que les ha acarreado el progreso y su pátina civilizatoria. Y sobre la segunda mitad del metraje, los hará tomar posición sobre algunas de las cuestiones humanitarias más álgidas que sacuden al mundo: La inmigración ilegal y la sombra del terrorismo.


Si todo esto le hubiera bastado para parir un film conmovedor, agridulce, esencial e imperdible, Guédiguian decide ir más allá (más adentro y más profundo) al utilizarlo como marco referencial para un debate sociopolítico que hace a la identidad francesa, pero la excede por el eco de sus reverberancias. La realidad histórica y la idealización de esa realidad hecha relato. La (aparente) contradicción del revolucionario burgués. Los amoríos del viejo sindicalismo y la nueva cultura empresarial. La incidencia del capitalismo en la brecha generacional que pasa de padres a hijos y de hijos a nietos.


Todo puede resumirse en un escenario bélico tan real como simbólico. La verdadera pelea del siglo. El valor de las ideas libertarias contra el valor fáctico del dinero. Y es la generación de los hijos (mi generación) la que tiene que subir al ring para definir la contienda. Con aciertos y con errores, con logros y con fracasos, con votos y con acciones. Por cómo termina la película, espero que Guédiguian tenga razón. 
Fernando Ariel García

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