Caloi sin palabras. Autor: Caloi. Prologuista: Crist. 128 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-4204-7. Argentina, octubre de 2014.
El absurdo de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: Quino. 128 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-4205-4. Argentina, octubre de 2014.
El inconsciente de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: Gabriel Rolón. 144 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-3820-0. Argentina, marzo de 2014.
Los Buenos Aires de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: José Muñoz. 144 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-4072-2. Argentina, julio de 2014.
Los buenos oficios de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: Antonio Pujía. 152 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-4073-9. Argentina, julio de 2014.
Por humor al arte. Autor: Caloi. Prologuista: Daniel Santoro. 136 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-3922-1. Argentina, abril de 2014.
El absurdo de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: Quino. 128 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-4205-4. Argentina, octubre de 2014.
El inconsciente de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: Gabriel Rolón. 144 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-3820-0. Argentina, marzo de 2014.
Los Buenos Aires de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: José Muñoz. 144 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-4072-2. Argentina, julio de 2014.
Los buenos oficios de Caloi. Autor: Caloi. Prologuista: Antonio Pujía. 152 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-4073-9. Argentina, julio de 2014.
Por humor al arte. Autor: Caloi. Prologuista: Daniel Santoro. 136 páginas a color y en blanco y negro. Planeta. ISBN: 978-950-49-3922-1. Argentina, abril de 2014.
Tierno, irónico y nostálgico. Surrealista y filosófico. Absurdo y psicoanalítico. Cercano y afectivo. Existencialmente pícaro. Metafísico, metaliterario, metapictórico y hasta metamusical. Melancólico a la hora de relojear la infancia crecida, siempre con una sana dosis de delirio. Noble de esa nobleza que ya no va quedando. El suyo sigue siendo el más afiatado decálogo de los códigos nacidos entre la ternura del arrabal y la bohemia de los cafetines, con tiempo para invertir apoyando los codos en esas mesas trajinadas por encuentros y desencuentros.
La siempre necesaria (y siempre bienvenida) recuperación del humor gráfico de Caloi, formalmente escindido de su creación más popular, Clemente, sirve para reafirmar la profundidad de su ojo atento a las simples cosas, al detalle de la idiosincrasia porteña y el imaginario argentino, del culto por la amistad, el tango, el fútbol, las bellas artes y las bellezas femeninas, el farol de la esquina, el mundo de las relaciones laborales, la tensión entre el trabajo artesanal y la labor industrializada, la deshumanización aparejada a la errada noción de modernidad. Todos valores quintaesenciales que nos envuelven mediante el placer ritual de la lectura.
La Colección Universo Caloi, curada por su compañera María Verónica Ramírez, se articula mediante recopilaciones temáticas. Aúnan vistazos sueltos y fugaces con amplitud de registros gráficos y narrativos, condensan la elaboración de sus obsesiones, el eterno retorno a sus temas recurrentes, a lo largo de tres o cuatro décadas de fructífera labor. Este paseo por los distintos mundos del cosmos Caloi en fase de expansión, genera continuidades que originalmente no existieron; y repeticiones que exhiben la complementariedad orgánica entre la profesión y el oficio.
Maestro en el manejo de la metáfora popular, estos libros ensamblan los costados más plásticamente literarios y literariamente plásticos de Caloi, la irrepetible marca de fábrica de un artista irrepetible, mucho más sutil (y mucho más brutal) a la hora de escenificar los procesos políticos y los conflictos sociales, el sinsentido de una vida marcada por consumismos deprimentes y depresores, el saldo de amores e injusticias que inevitablemente dejan los tiempos idos tras cada cambio de época. Enfrentado al falso prestigio, lejos de cualquier postura pretenciosamente asumida.
Al cerrar los libros, uno ha sido partícipe necesario en la construcción de un estilo, en la creación de una mirada, en el trazado de la línea que plantó al artista (y a sus fieles devotos con él), en un lugar del mundo y de un lado del mostrador. Cómo lo seguiremos extrañando.
Fernando Ariel García
La siempre necesaria (y siempre bienvenida) recuperación del humor gráfico de Caloi, formalmente escindido de su creación más popular, Clemente, sirve para reafirmar la profundidad de su ojo atento a las simples cosas, al detalle de la idiosincrasia porteña y el imaginario argentino, del culto por la amistad, el tango, el fútbol, las bellas artes y las bellezas femeninas, el farol de la esquina, el mundo de las relaciones laborales, la tensión entre el trabajo artesanal y la labor industrializada, la deshumanización aparejada a la errada noción de modernidad. Todos valores quintaesenciales que nos envuelven mediante el placer ritual de la lectura.
La Colección Universo Caloi, curada por su compañera María Verónica Ramírez, se articula mediante recopilaciones temáticas. Aúnan vistazos sueltos y fugaces con amplitud de registros gráficos y narrativos, condensan la elaboración de sus obsesiones, el eterno retorno a sus temas recurrentes, a lo largo de tres o cuatro décadas de fructífera labor. Este paseo por los distintos mundos del cosmos Caloi en fase de expansión, genera continuidades que originalmente no existieron; y repeticiones que exhiben la complementariedad orgánica entre la profesión y el oficio.
Maestro en el manejo de la metáfora popular, estos libros ensamblan los costados más plásticamente literarios y literariamente plásticos de Caloi, la irrepetible marca de fábrica de un artista irrepetible, mucho más sutil (y mucho más brutal) a la hora de escenificar los procesos políticos y los conflictos sociales, el sinsentido de una vida marcada por consumismos deprimentes y depresores, el saldo de amores e injusticias que inevitablemente dejan los tiempos idos tras cada cambio de época. Enfrentado al falso prestigio, lejos de cualquier postura pretenciosamente asumida.
Al cerrar los libros, uno ha sido partícipe necesario en la construcción de un estilo, en la creación de una mirada, en el trazado de la línea que plantó al artista (y a sus fieles devotos con él), en un lugar del mundo y de un lado del mostrador. Cómo lo seguiremos extrañando.
Fernando Ariel García
No hay comentarios:
Publicar un comentario