jueves, 2 de enero de 2025

ZORRO: NI CLÁSICO NI MODERNO

Zorro. Directores: Javier Quintas, Jorge Saavedra, José Luis Alegría. Protagonistas: Miguel Bernardeau (Diego de la Vega / Zorro), Paco Tous (Bernardo), Renata Notni (Lolita Márquez), Emiliano Zurita (Enrique Sánchez Monasterio), Dalia Xiuhcoatl (Nah-Lin / Zorro / Serpiente Roja), Rodolfo Sancho (Gobernador Pedro Victoria), Fele Martínez (Padre Antonio), Elia Galera (Lucía Márquez), Ana Layevska (Irina Ivanova), Chacha Huang (Mei), Cuauhtli Jiménez (Cuervo Nocturno) y Andrés Almeida (Tadeo Márquez), entre otros. Participación especial de Luis Tosar (Alejandro de la Vega), Cristo Fernández (Zorro), Francisco Reyes (Vanderveen), Cecilia Suárez (Guadalupe Montoro), Joel Bosqued (Samael / Alejandro Montoro). Guionistas: Carlos Portela, Javier Quintas. Basado en personajes y situaciones creados por Johnston McCully en 1919. Diseño de personajes, bocetos y estética del programa: Carlos Pacheco. Creador y desarrollador de contenidos: Carlos Portela. Secuoya Studios / KC Global Media / C&T Mobs / NoStatusQuo Studios. España, 2024. Estreno en la Argentina: Disponible en Prime Video desde el 19 de enero de 2024.


Dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa. Y en el caso de este Zorro, a mí la frase se me cumplió a rajatabla. Porque después de fumarme los ocho primeros episodios de la serie protagonizada por Miguel Bernardeau, los últimos dos demostraron (y explotaron) el potencial que escondía la propuesta, junto con los elementos distintivos que buscan posicionarla dentro del canon. El destino del Padre Antonio (¿y el rol de toda la Iglesia en la confabulación?); y la promesa de un paladín encapotado reconvertido en vengador urbano, le abren crédito a la producción española de cara a una hipotética segunda temporada.


Mientras tanto, lo que pude ver dejó mucho que desear. No a nivel de realización, que exhibe sin resquemores su sueño hollywoodense. Un gran acierto es haberse desprendido de cualquier referencia hacia el Zorro de Guy Williams, aunque la aparición de un Enrique Sánchez Monasterio avive inútilmente la gloria de aquellos fantasmas inalcanzables. Aquí, el diálogo (o la competencia) apunta para el lado de Antonio Banderas y la épica spielbergiana. Mucha acrobacia coreografiada, demasiado ritmo ralentizado para las peleas y un par de guiños a Matrix, para dejar contento al espectro más amplio de la muchachada.

Diseño de Carlos Pacheco para Zorro.

El gran problema de este Zorro 2024, para mí, es su sumisión irrestricta al reinado de la corrección política. La incorporación de un legado místico indígena (sumado a una tradición heroica deudora del Fantasma), un empoderamiento femenino impensable para la época (que incluye a una Zorro tan determinada como extremista); y un aluvión racial de chinos y rusos que, aún siendo históricamente correcto (cosa que desconozco), aparece medio forzado en el escenario californiano. Todo sobre un subtexto que cita la lucha de clases y el derecho de autodeterminación de los pueblos.


Por supuesto, el déficit no se debe a las siempre bienvenidas políticas de inclusión, sino al uso narrativo que se hace de las mismas. Esquemático y maniqueísta, pueril y exacerbado, históricamente discutible y casi caricaturesco en la construcción de los perfiles orientales e indígenas. Ni siquiera se anima a poner en tela de juicio la cultura machista ni el peso de los mandatos patriarcales. Para mi gusto, un cóctel demasiado contraproducente, como si hubiera sido combinado exclusivamente pour la galerie. ¿El resultado? Un Zorro desbalanceado, estéticamente acertado (se nota la mano del inolvidable Carlos Pacheco) y conceptualmente desvirtuado. Deambulando perdido entre el folletín clásico y la deconstrucción moderna. Un héroe intrascendente para una historia con aristas interesantes.
Fernando Ariel García 

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