Mavka.
Guardiana del bosque. Directores: Oleh
Malamuzh,
Oleksandra
Ruban, Yevheniy Yermak. Protagonista:
Kateryna Kukhar (referencia corporal para Mavka). Voces
(ucraniano): Nataliya Denisenko (Mavka),
Artem Pivovarov (Lukash),
Elena Kravets (Kylyna),
Mykhailo Khoma (Hush), Oleh Mykhailvuta (Tío Lev),
Serhiy Prytula (Frol), Nazar Zadneprovskiy (Lesh), Yuliya Sanina
(Ondina) y Nina Matviyenko (narradora), entre otros. Voces
(castellano): Jacqueline Recalde (Mavka), Diego Mazacote (Lucas),
Maco Cacavelos (Kilina), Alejandro Villamayor (Hush / Tío Leo), Hugo
Ezequiel Velázquez (Frol), Marcos Sánchez (Lesh), Sifri Sanabria
(Ondina) y Cynthia Schaerer (narradora), entre otros. Guionista:
Yaroslav Voytseshek. Basado en el poema La canción del bosque
(Lisova pisnia, 1911), de Lesya Ukrainka. Canciones (ucraniano):
Mavka. Lisova pisnia, interpretada por Khrystyna Soloviy; y Moba
bitpy, interpretada por Artem Pivovarov y Khrystyna Soloviy.
Canciones (castellano): La canción del bosque y Lenguaje del viento,
interpretadas por Amambay Narváez, Aquiles Oviedo y Maco Cacavelos.
Animagrad / Film.UA Group. Ucrania, 2023. Estreno en la Argentina: 8
de febrero de 2024.
La
esencia del pueblo ucraniano está siendo atacada por un malvado y
desalmado agresor, que sólo quiere destruirla para apropiarse de su
vida y sus riquezas. Parece una síntesis muy apretada de la invasión
rusa a Ucrania; y tal vez eso explique el por qué Mavka: Guardiana
del bosque (Mavka: Lisova pisnia) terminó siendo la película
animada más taquillera del
cine ucraniano del año pasado, superando en taquilla al tanque
hollywoodense Avatar: El camino del agua.
Por
ahí, más o menos, va la aventura dirigida por Oleh
Malamuzh,
Oleksandra
Ruban y Yevheniy Yermak. Reducción bastante estereotipada
(¿responsabilidad del doblaje o era así en el original?) que pone
el bien y el mal en espacios y personajes nítidamente opuestos,
junto con una batería de prejuicios y opiniones infundadas,
distribuidas por igual a ambos lados de la grieta. El recorrido tampoco
es muy original, y cualquiera con un par de fábulas animadas encima
llega al final sorpresa antes que los protagonistas y la película.
A
nivel general, a pesar de las vestimentas, músicas, canciones,
escenarios,
costumbres y algún vocabulario con
color local,
Mavka se
ve (se siente) como
la versión Disney de
un cuento tradicional ucraniano; y no como
la
expresión ucraniana de un fenómeno cultural propio. La apropiación
de formatos y estilos patentados
por el tío Walt, termina permitiendo la entrega del patrimonio
simbólico propio al imaginario hegemónico globalizado. No
sabemos en qué terminará el enfrentamiento con el oso zarista, pero
la estratégica sumisión al águila imperial pareciera ser un hecho
consumado.
Fernando
Ariel García
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