Moon Knight. Directores: Mohamed Diab, Aaron Moorhead, Kustin Benson. Protagonistas: Oscar Isaac (Marc Spector / Moon Knight, Steven Grant / Mr. Knight, Jake Lockley), Ethan Hawke (Arthur Harrow), May Calamawy (Layla El-Faouly / Scarlet Scarab) y F. Murray Abraham (voz de Khonshu), entre otros. Guionistas: Jeremy Slater, Michael Kasteleim, Bean deMayo, Peter Cameron, Sabir Pinzada, Alex Meenehan, Rebecca Kirsch, Matthew Orton, Danielle Iman. Basado en personajes y situaciones creadas por Doug Moench, Don Perlin, Warren Ellis y Declan Shalvey, entre otros, para Marvel Comics. Productores ejecutivos: Kevin Feige, Victoria Alonso y Oscar Isaac, entre otros. Marvel Studios. Estreno en la Argentina: Disponible en Disney+ desde el 30 de marzo de 2022.
Hacía mucho que no miraba nada del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), pero recuerdo que me estaban cayendo mejor las series que las películas. Hasta que me senté frente a Moon Knight y, lamento decirlo, me aburrí como un hongo. A los seis episodios les reconozco un par de logros, entre ellos que hayan logrado despegar al personaje de los influjos batmanianos que están en su ADN. Pero que el superhéroe titular aparezca haciendo cameos en su propio programa, me parece un error bastante grosero.
La premisa abre demasiadas puntas. Las mejores quedan en una notable exposición discursiva; y las peores terminan fundidas en un lento y cansino ejercicio de composición kitsch. En primer plano, aparecen las enfermedades mentales y el Egipto mitológico, sacudidos en un combo capaz de mezclar a Indiana Jones con La Momia, los animalitos antropomórficos y un irrisorio kaiju egipcio, inmolados en el altar de la comedia de acción física, bien ejecutada pero sumamente previsible.
La serie apuesta sus fichas hacia la ampliación del panteón superheroico del UCM en un rinconcito más oscuro, más violento y más descentralizado del que veníamos viendo. Trabaja creando narración desde el estado de confusión y disociación que obedece al trastorno que define la psiquis fragmentada del protagonista. Lo cual, por un lado, favorece el lucimiento actoral de Isaac y Hawke (dos de los puntos sobresalientes del show) pero, por otra parte, a veces complica innecesariamente el alcance de la trama. Algo estirada, por cierto, ya que podría haberse contado de manera más efectiva (y entretenida) en menos tiempo.
Si bien prioriza la acción grandilocuente y el movimiento continuo, lo más interesante de Moon Knight, para mí, pasa por sus momentos plenamente discursivos. Las charlas, los debates, los contrapuntos ideales e ideológicos que los personajes van verbalizando a lo largo de los capítulos. Debajo del pastiche prejuicioso sobre la salud mental, la egiptología y la representación étnica y multicultural del Oriente Medio validado por el nuevo conservadurismo dominante, se abordan visiones álgidas y complejas sobre la naturaleza de la fe, la religión, la explotación del hombre por el hombre; y la posibilidad de implementar acciones punitivistas preventivas. Un gran poder que, hoy más que nunca, exige una gran responsabilidad.
Fernando Ariel García
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