jueves, 6 de enero de 2022

YO, TRAIDOR: MODESTA FÁBULA MORAL ENTRE PESCADORES

Yo, traidor. Director: Rodrigo Fernández Engler. Protagonistas: Mariano Martínez, Arturo Puig, Jorge Marrale, Osvaldo Santoro, Mercedes Lambre, Sergio Surraco y Francisco Cataldi, entre otros. Guionistas: Rodrigo Fernández Engler y Mario Pedernera. Protasowicki Engler Producciones / Midú Junco Producciones / Cita con la Vida Emprendimientos Audiovisuales. Argentina, 2021. Estreno en la Argentina: 6 de enero de 2022.


Ascenso, caída y redención de un hombre que perdió el rumbo al alejarse de los valores familiares y renegar de los honestos mandatos paternos. Yo, traidor es una modesta fábula moral, engarzada con tips de autodescubrimiento y sazonada con los condimentos típicos del policial negro, sólo que el bien y el mal aparecen claramente delimitados, casi como en un sermón televangélico de medianoche. Tal vez, debido a la participación en el equipo productor del Ministerio Evangelístico Cita con la Vida, nacido en Córdoba y actualmente irradiado por toda la Argentina y algunos otros rincones del mundo.


Máximo Ferradas (Mariano Martínez), el traidor del título, deberá elegir (aunque no quiera) en pasar a militar en los equipos de Caviedes (excelente Arturo Puig) o de Coletto (Osvaldo Santoro), fácilmente reconocibles como diablo y ángel particular del protagonista. En el medio, la tentación del amor, encarnado en la inocente Maite (Mercedes Lambre) y la promesa de un futuro. Siempre que Máximo no la cague en el camino.


Un camino marcado, con trazo demasiado grueso, por la corrupción política, los sucios entramados corporativos y la utilización inmisericorde de los desvalidos, los pobres, los trabajadores. Todo ambientado (y bellamente fotografiado) en una localidad costera de la Patagonia, en el mundo duro y apaleado de los pescadores artesanales, agobiados y explotados por los intereses a gran escala de las multinacionales pesqueras.


Obvia en el manejo discursivo de la moraleja, la película de Rodrigo Fernández Engler cuenta con interesantísimos logros narrativos, capitalizando el protagonismo interno que carga el silencio. El de las locaciones amplias, abiertas y algo agobiantes; y el de los personajes protagónicos, acuciados por el apego o la renuncia a los límites que impone la ética. Un perfil que Martínez no logra corporizar de manera convincente durante toda la película. Por suerte para nosotros, los espectadores, Arturo Puig lo hace por todos los involucrados. La seducción del mal, que le dicen.
Fernando Ariel García

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