sábado, 7 de agosto de 2021

VIEJOS: PLANTAR RESPUESTAS EN LUGAR DE SEMBRAR PREGUNTAS

Viejos. Director: M. Night Shyamalan. Protagonistas: Gael García Bernal, Vicky Krieps, Rufus Sewell, Alex Wolff, Emun Elliott, Thomasin McKenzie, Embeth Davidtz, Abbey Lee, Nikki Amuka-Bird, Ken Leung, Eliza Scanlen, Aaron Pierre, Kathleen Chalfant, Gustaf Hammarsten, Francesca Eastwood y Matthew Shear, entre otros. Participación especial de M. Night Shyamalan. Guion: M. Night Shyamalan, basado en la novela gráfica Château de sable (2010), de Pierre Oscar Lévy (guion) y Frederik Peeters (dibujos). Perfect World Pictures / Blinding Edge Pictures. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 29 de julio de 2021.


Una oferta tentadora para un resort exclusivo. La oportunidad justa para relajarse en familia, mientras intentan resolver los problemas que afectan a la pareja y que, por razones obvias, ocultan a los ojos y oídos de sus pequeños hijos. Un lugar realmente paradisíaco, con una playa secreta, rodeada de peñascos, vista privilegiada y aguas cristalinas y tentadoras. Una jornada de ensueño que terminará convertida en un descenso a los infiernos. El propio, los ajenos y los inesperados.


A partir de la novela gráfica suiza Château de sable (de Pierre Oscar Lévy y Frederik Peeters), M. Night Shyamalan retoma algunas de sus obsesiones recurrentes, en particular la intromisión de lo extraordinario sobre lo cotidiano, prestando atención a las consecuencias que lo desconocido acarrea para la gente común. El entorno reconvertido en prisión inexpugnable, además, termina generando la aparición de grandezas y miserias en las personas menos esperadas, así como el enfrentamiento con el dolor, la pérdida y los efectos del paso del tiempo sobre los cuerpos y las mentes. Sobre todo porque, por razones que no sabemos si se van a conocer, esa playa hace que las personas envejezcan años en horas.

Portada de la edición anglosajona de la novela gráfica que inspiró al film

Lo mejor de Viejos (Old) está en la narración cinematográfica. Shyamalan sabe cómo instalar la incomodidad en el espectador, con escenas de una trivialidad pasmosa en dónde no pasa nada y la procesión va por dentro. Hay una cierta poesía en el tratamiento de las imágenes, en la escalada de los tiempos. La película entra por los ojos pero, cuando tiene que convencer al intelecto, el peso de las acumulaciones hace que la credibilidad arduamente conseguida se desplome a pedazos.


El problema del film está en la banalización brutal de las cuestiones que decididamente aborda. La aceptación de la vejez en una era que impone el valor hegemónico de la juventud, la comprensión de la finitud de la vida, la angustia que provoca la incerteza sobre el porvenir, le inevitable tensión entre lo importante y lo urgente, la relación humana con la enfermedad, el despertar sexual adolescente, el tránsito de cualquier crisis existencial.


Como en la historieta original, Viejos se preocupa (y ocupa) del desarrollo psicológico de los personajes abrumados, por la naturaleza de la situación y la seguidilla de preguntas trascendentales que se ven obligados a realizarse. Pero existe una gran, enorme diferencia entre la novela gráfica y la película, que dispara el dominó de yerros que marca la obra de Shyamalan. Allí donde Château de sable abría el juego metafísico a la libre interpretación del lector, Viejos pretende exponer las coordenadas científicas que expliquen los acontecimientos. Donde Lévy y Peeters sembraron preguntas filosóficas, Shyamalan plantó respuestas de índole fantástico y conspirativo. ¿El resultado? Una seguidilla de golpes de efecto, de vueltas de tuerca que traicionan la intención de la materia prima. No será esta una película que envejezca dignamente.
Fernando Ariel García

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