Savage Dragon Nº 250. Creador: Erik Larsen. Guionistas: Erik Larsen, Joseph Keatinge, Andy Khun. Dibujantes: Erik Larsen, Ryan Alexander-Tanner, Greg Kirkpatrick, Frank Fosco, Nikos Koutsis, Joe Zierman, Andy Kuhn, Rich Woodall, Fernando Pinto, War. Entintadores: Erik Larsen, Ryan Alexander-Tanner, Greg Kirkpatrick, Mike Matthew, Georgios Konstantopoulos, Joe Zierman, Andy Khun, Rich Woodall, Fernando Pinto, Rudy Nebres. Coloristas: Nikos Koutsis, Mike Toris, Ryan Alexander-Tanner, Erik Larsen. Letrista: Ferran Delgado. Editor: Gavin Higginbotham. Portadas: Erik Larsen, Frank Cho, Rob Liefeld, Walter Simonson, Skottie Young, Erik Larsen & Ryan Ottley. Image Comics. EE.UU., julio de 2020.
28 años. En aquel lejano 1992 yo fui uno de los tantos que tuvo en sus manos el primer número de Savage Dragon, la serie de Erik Larsen para ese verdadero tsunami comiquero llamado Image Comics, que venía decidido a cambiar la historia editorial de los EE.UU. Con tanta agua debajo del puente, no sé con certeza si esas revolucionarias intenciones terminaron convertidas en tangibles realidades (me animaría a decir que no. No todas, al menos). Pero si de algo estoy seguro es que Savage Dragon es una de las pocas (si no la única) revista original de Image que mantiene vivos (e interesantes) aquel puñado de valores artísticos y comerciales que sustentaron tan notoria movida industrial e ideológica.
Y aquí estamos, veintiocho años después, con un número especial de 100 páginas corriendo por la pantalla de mi computadora. Si bien ya no soy un fiel lector del Dragon, cada vez que me asomo a alguna de sus entregas siempre encuentro un maravilloso sentido de diversión en su lectura. Cierta cosquilla (emocional e intelectual) que me retrotrae a mis primeros escarceos con la Edad Dorada de Marvel, aquella que descubrí en las revistas argentinas de Columba y en los (siempre escasos) ejemplares de las traducciones mexicanas de La Prensa.
Para este particular Nº 250, una sutil y sabia fusión entre la aventura y el humor, la acción espectacular y la traumática introspección individual. La apropiada metaficción reflexiva sobre el sentido de los números aniversarios, sus características específicas y sus contenidos puntuales (recapitualiciones y resúmenes, reincorporación de antiguos personajes, cierre de viejas tramas e inicio de nuevas). Un buen número de historias complementarias con héroes tan secundarios como queribles, incluyendo a esos oscuros paladines que siempre es necesario rescatar del olvido (el original Daredevil y Captain Tootsie, ¡sí!). Y la capacidad para reflejar, dentro de las viñetas, la coyuntura social del tiempo real que corre fuera de la revista, desde el supremacismo blanco hasta la pandemia de COVID-19.
Y aquí es donde quiero detenerme, porque me parece que Erik Larsen ha hecho lo que el cómic debe hacer ante semejante contexto. Soy de los que creen que para instalar cambios duraderos a largo plazo hace falta algo más que discursos motivacionales, acciones institucionales, sectoriales y/o personales de diferente impacto social. Cada una de ellas son bienvenidas y necesarias, por supuesto, pero más eficaz resulta (siempre) la transformación de esas ideas en materiales narrativos de ficción. Y este Savage Dragon Nº 250 ha dado un paso importantísimo en este sentido, al incluir argumentalmente las prácticas de cuidado y prevención, básicas y necesarias para evitar el contagio y la transmisión del virus, en la rutina superheroica de la familia Dragon.
Ver a los personajes lidiar con las singularidades de una vida en cuarentena, la monotonía que trae el aislamiento social, los contactos personales mediados por la tecnología, es vital en estos momentos. Naturalizar con ellos las necesidades de lavarnos las manos regularmente, manteniendo la higiene y desinfección del hogar, nos hace internalizar aun más estas decisivas pautas de comportamiento social responsable para nosotros y los otros. Dentro y fuera del cómic, habrá que acostumbrarse a las reuniones en zoom y a una nueva dinámica escolar, sea o no presencial. Por suerte, los lectores no tendremos que testearnos después de una épica lucha con los supervillanos de turno, algo que sí preocupa (y ocupa) a los Dragon en una de las secuencias más brillantes de un número brillante.
No sé si este inmenso logro de Larsen pasará a formar parte de algún tipo de “protocolo narrativo” para el género superheroico, aunque me agradaría que así fuera. Sobre todo, si viene imbuido del espíritu positivo, el compromiso solidario y la irredenta esperanza con que los Dragon se preparan para vivir la tan mentada “nueva normalidad” que nos depara el día después.
Brindo por eso.
Fernando Ariel García
Portada de Frank Cho
Portada de Rob Liefeld
Portada de Walter Simonson
Portada de Skottie Young
Portada de Erik Larsen & Ryan Ottley
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