martes, 19 de febrero de 2019

VENGANZA: UN PLATO QUE SE COME FRÍO

Venganza. Director: Hans Petter Moland. Protagonistas: Liam Neeson, Laura Dern, Emmy Rossum, Tom Bateman, William Forsythe, Laura Dern, Julia Jones, Raoul Max Trujillo, Domenick Lombardozzi, Aleks Paunovic y Benjamin Hollingsworth, entre otros. Guión: Frank Baldwin, basado en el guión de la película Kraftidioten, de Kim Fupz Aakeson. Mas Films / StudioCanal / Paradox Films. Reino Unido, 2019. Estreno en la Argentina: 21 de febrero de 2019. 

No hace falta ver esta película para haberla visto. Un montón de veces, de hecho. Desde que saltó al rubro de héroe de acción, las cintas con Liam Neeson pasaron a ser cintas de Liam Neeson. Un género en sí mismo que se recicla de manera continua e imperturbable. Remakes constantes de las aventuras de vengadores familiares que sueñan con ser Charles Bronson. Y Venganza (Cold Pursuit) viene a hacerle justicia al arte de la repetición. 


En esta remake del thriller Kraftidioten, que el mismo Hans Petter Moland dirigió para el séptimo arte noruego en 2014, la mafia encargada del tráfico de drogas en un idílico pueblito nevado reconvertido en centro de esquí para el jet set internacional, se pasa de rosca con el hijo de Liam Neeson. Obvia consecuencia: durante el resto del metraje, Liam Neeson va a pasarse de rosca con la mafia encargada del tráfico de drogas del lugar. Y como Liam trabaja abriendo caminos entre el hielo con una enorme barredora de nieve, es fácil intuir cómo va a ir abriéndose camino entre los malos. 


La (sana) diferencia entre Venganza y el pelotón de clones que inunda las pantallas es el humor negro que destila la trama. Un humor que no aparece en forma de chistes forzados, escupidos a mansalva por el matador de turno. Un humor que nace de la frontera bizarra que bordean los planteos, de algunos diálogos que pretenden exhibir un toque tarintinesco en su aparente incongruencia, de la seriedad con que los personajes transitan situaciones emparentadas con el ridículo kitsch. 


No sé cómo era la versión original, pera en esta re-versión, Hans Petter Moland corrobora la certeza del dicho: La venganza es un plato que se come frío. Y en el medio de esta inhóspita tormenta de nieve, Liam Neeson se come la película haciendo lo que mejor sabe hacer: Matar (mucha) gente como si estuviera interpretando a Shakespeare. 
Fernando Ariel García

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