Tonto y Retonto 2. Directores: Peter Farrelly y Bobby Farrelly. Protagonistas: Jim Carrey, Jeff Daniels, Rob Riggle, Laurie Holden, Kathleen Turner, Bill Murray, Cam Neely, Brady Bluhm, Steve Tom y Rachel Melvin, entre otros. Guionistas: Sean Anders, Mike Cerrone, Bobby Farrelly, Peter Farrelly, John Morris, Bennett Yellin. Universal Pictures / Red Granite Pictures / New Line Cinema / Conundrum Entertainment. EE.UU., 2014.
La fórmula es tan básica como efectiva. Dentro del marco genérico de la comedia de enredos, se corren los límites del ridículo y se borran las fronteras del buen gusto, si es que algo así existe. A esa masa primordial se le inyectan grandes cantidades de humor negro e incorrección política, sazonando con una dosis de crueldad incómoda que busca (y encuentra) la complicidad cómica del espectador. Y se cocina a fuego alto, hasta que rebalse la máxima guarangada tolerada por la inocencia de un guión lineal y sencillo.
Bajo esta teoría escatológica del absurdo, los hermanos Peter Farrelly y Bobby Farrelly construyeron una exitosa carrera hollywoodense, si el resultado en las boleterías y el impacto en la cultura popular globalizada son parámetros válidos para medir el éxito. Hace exactos 20 años, patentaron esta forma de hacer (y entender) el humor con Tonto y Retonto, vehículo para el lucimiento de Jim Carrey y Jeff Daniels, a cargo de dos amigos descerebrados, perdedores natos que sólo saben gastarse bromas entre sí, meterse en problemas patéticos y dar una mezcla letal de lástima y pena.
No soy de los que disfrutan de este tipo de humor, pero para aquel que lo haga Tonto y Retonto 2 (Dumb and Dumber To, 2014) será, sin dudas, la película del año. Dos décadas después, el aire fresco que insuflaron los Farrelly ya no es novedoso (de hecho, hasta podría parecer algo conservador para los estándares actuales del subgénero) pero sigue siendo sumamente efectivo. Y con Carrey elevado a la categoría de Dios de las morisquetas desaforadas y Maestre Bufo de la gracia física, la diversión sustentada en los roces corporales, los golpes y la violencia exagerada y gratuita, está garantizada.
Una recomendación final para aquellos interesados en el futuro de la saga: Quédense sentaditos en sus butacas hasta que pasen los créditos del final. Están avisados.
Fernando Ariel García
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