viernes, 28 de noviembre de 2014

IN MEMORIAM: CHESPIRITO (1929-2014)

(Por Fernando Ariel García) Cada vez que pasa algo así me acuerdo de mi viejo, con los ojos llorosos, la voz quebrada y una parte importante de su vida yéndosele por entre los dedos. Habían asesinado a Lino Palacio y sus cuarentaytantos años temblaban como una hoja. Paradito al lado de la mesa del comedor, enormemente solo, la angustia le salía por la garganta cuando dijo: “Se murió un pedazo de mi infancia. Ya no hay más tapas del Billiken”, aunque esas tapas hubieran dejado de aparecer hacía muchos años.


Ahora me acabo de enterar que falleció Chespirito, el Shakespeare chiquito que vino de México, se metió de prepo en mi casa a golpes de chipote chillón y una jerigonza inentendible que terminé adoptando como propia; entregándole mi corazón como alternativa a ese barril insensible que habitaba el patio de esa vecindad en blanco y negro.


Que se haya ido Roberto Gómez Bolaños me da pena. Que se haya muerto Chespirito me da bronca (coraje, como dirían los mexicanos), porque me deja lloroso y quebrado como mi viejo. Hecho un menso. Enormemente solo, con la angustia tecleando en la punta de mis dedos. Se murió una parte de mi infancia. Ya no hay más tortas de jamón. Me lleve el chanfle.

Macanudo, de Liniers, en La Nación del 1º de diciembre

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