Primicia mortal. Director: Dan Gilroy. Protagonistas: Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Riz Ahmed y Bill Paxton, entre otros. Guionista: Dan Gilroy. Bold Films. EE.UU., 2014.
Tengo un sistema que, hasta ahora, nunca me ha fallado. Si quedo atrapado por el primer minuto de una película (o las primeras páginas de una historieta o los primeros párrafos de un libro), la película no sólo me gusta, me encanta. Será porque el poder de esas imágenes me anula la mirada crítica que cargo cada vez que me pongo a ver algo, logrando que el yo espectador reaccione a los estímulos antes de que lo haga el yo periodista. Obligado a dejar de costado el vicio de una vocación hecha profesión, que me hace ir desglosando apartados técnicos, recursos estilísticos y líneas de diálogo (por poner algunos ejemplos), siento el filme antes de pensarlo. Lo percibo/recibo como un todo indivisible y no cómo el ensamblado de partes que (también) es. Suelo decirme que es por la magia de la gran pantalla en medio de una sala oscura y (casi) en total silencio, la distancia que va entre el visionado de una película y la experiencia cinematográfica.
Primicia mortal (Nightcrawler, 2014) es de esas películas que me agarró desde el vamos. El periplo nocturno por una Los Ángeles bella, ajena y algo decadente que acompaña los títulos, marca el tono que Dan Gilroy mantendrá férreamente hasta el final de la proyección, cuando la revulsión haya hecho estragos en nuestras tripas, los límites éticos hayan sido violados reiteradamente por la necesidad, la voracidad de un sistema impúdico y perverso; y la violencia física se nos haga mucho más fácil de digerir que la psicológica, exhibida con una prepotencia tan naturalmente descarnada que deja de parecer real para asumirse verdadera.
Gran parte de estos logros son mérito de Jake Gyllenhaal (Secreto en la montaña, Zodíaco, El hombre duplicado), cuerpo y alma de Lou Bloom, buscavidas de poca monta con inclinación delictiva. Frustrado, desequilibrado por su hambre de gloria, Bloom es un don nadie peligroso, porque quiere dejar de serlo sin importar cómo. Self made man hecho en interminables sesiones de internet, feligrés del púlpito motivacional promovido por el capitalismo más rancio y corporativo, adoptó el carisma hierático e insensible del mercenario en busca de una oportunidad.
Oportunidad que le aparecerá servida en bandeja tras chocar con el submundo de los reporteros gráficos independientes que, cámara en mano, recorren los vericuetos de la noche olfateando la basura que necesitan los noticieros televisivos de la primera mañana norteamericana, preocupados por llenar de dolor, muerte y tragedia el cereal del desayuno de sus televidentes. Extorsivo animal carroñero, voyeur profesional con ojo pródigo para la nota sensacionalista, el trazo grueso y el mal gusto, Bloom hará carrera de manera meteórica en un régimen que lo alienta y lo alimenta. Sinvergüenza sin vergüenza, pasará de registrar el hecho a ponerlo en escena, erigiéndose en director de una obra en donde el sufrimiento, el dolor y la degradación impiadosa de lo humano son los actores principales. Editor de la escena del crimen en tiempo real, sabe que la sangre derramada vende más si la imagen está compuesta para golpear en el estómago con el potencial gráfico y gratuito de la revictimización de la víctima.
Exacerbado thriller urbano, Primicia mortal es, además de una furibunda crítica a los medios masivos de comunicación, manipuladores emocionales encargados de instalar nuevas formas de procesar la dura realidad desde la perspectiva del miedo (aplausos para Rene Russo por su veterana formadora de opinión), un notable retrato de la decadencia moral que atraviesan las sociedades contemporáneas. Sobre todo aquellas que han hecho de la ambición sólo el deseo desmedido por acumular riquezas materiales, fama y poder. El pecado capital que transforma al Hombre en Monstruo, con miles de nombres y millones de rostros anónimos aunque aquí diga llamarse, simplemente, Lou Bloom.
Fernando Ariel García
No hay comentarios:
Publicar un comentario