Una cosa son las historietas pintadas. Y otra, bastante distinta, las historietas hechas con pinturas. Este último es el caso de Amores en aceite de Oliva, resultado de un laborioso proceso de casi cuatro años, a través del cual el caricaturista Francisco Blanco armó un cómic para adultos interconectando la obra pictórica de Pedro Pablo Oliva (Premio Nacional de Artes Plásticas 2006). Desde Cuba, El Delga nos entrega (en bandeja) este plato para sibaritas.
Una aspiración de todo editor de historietas es lograr hacer una colección de cómics ilustrados por pintores. Aquello que más dificulta esta tarea es lograr que esos artistas se dediquen, durante un largo tiempo, a ilustrar un guión de otro autor o de su propia cosecha. En Cuba, sin embargo, apareció en la Feria Internacional del Libro de La Habana del 2008, la historieta Amores en aceite de Oliva, realizada por Francisco Blanco, tomando como sustento la tarea pictórica de Pedro Pablo Oliva, Premio Nacional de Artes Plásticas 2006.
Todo comenzó cuando a Blanco, personal historietista y caricaturista que también es conocido en esta isla caribeña por su seudónimo, Blanquito; se le ocurrió contactarse con Pedro Pablo Oliva, a quien ya conocía por haberlo tenido de alumno en un taller que había realizado en la provincia de Pinar del Río, lugar de nacimiento y residencia del por entonces joven que quería aprender a hacer muñequitos o historietas.
Por suerte para todos nosotros, Oliva guarda constancia gráfica de cada una de sus obras. Blanco revisó, minuciosamente, las imágenes conservadas; seleccionó algunas, les dio un orden de visualización y después les inventó globos y textos. Con la ayuda de su hijo Paquito, las montó en páginas y logró imprimir la primera historieta cubana ilustrada por un pintor: Amores en aceite de Oliva.
“En tiempos de batalla de ideas -escribió Blanco en la contratapa del volumen publicado por la editorial Pablo de la Torriente-, universalización de la enseñanza y ser cultos para ser libres, el proyecto de llevar al cuaderno de historietas la obra de artistas de la plástica no era nada descabellado, y por eso, como fiel humorista gráfico, me sumé a la idea. Pero de ahí a formar yunta con el maestro Pedro Pablo Oliva constituía un privilegio y un reto. Tal vez dicha proposición provenía de una vieja amistad, cultivada por más de veinte años, aunque para Gardel eso no representaba nada. Lo cierto es que, más o menos por esa época, un 1º de enero visité por primera vez a Oliva en su humilde vivienda del Rancho, en la ciudad de Pinar del Río. El, personalmente en camiseta y con un papalote (1) en la mano, me abrió la puerta, excusándose por la tardanza, pues tuvo que bajar de la azotea donde saludaba el año nuevo empinando su chiringuita (2). Qué mejor prueba de la sencillez y la humildad de ese ‘guajiro (3) natural’, ya por entonces descollante en nuestra plástica. Pero Pedro Pablo es una cajita de sorpresas. En esa misma entrevista me reprochó mi poca memoria, pues nos conocíamos de antes, desde sus comienzos cuando colaboraba en el periódico Guerrillero y pudimos compartir en los Talleres de Humorismo Gráfico que allí realizamos en los años setenta. Con el tiempo, junto con su talentosa perseverancia, sus indiscutibles éxitos profesionales, su afianzamiento en las raíces autóctonas y su apoyo irrestricto a la promoción de nuevas hornadas de artistas locales, fue creciendo también mi admiración por alguien que ha podido reunir en un solo grano de maíz todas las glorias de este mundo. Esa fue la razón por la cual, hace cuatro años (por el 2002), me tomé el atrevimiento de realizarle la caricatura personal que acompaña esta semblanza, y es por eso también que ahora me atrevo a escribir el guión de esta versión libre basada en su obra, con la técnica que el maestro Will Eisner bautizara como arte secuencial, y más conocida entre nosotros como simple historieta. Por último, y como para confirmar lo dicho, mientras trabajábamos en este proyecto supimos del merecido otorgamiento a Pedro Pablo del Premio Nacional de Artes Plásticas 2006, por lo que nos sumamos con alegría a los que lo felicitan”.
NOTAS
(1) Barrilete o cometa de papel, también conocido como chiringa.
(2) Remontando el barrilete.
(2) Remontando el barrilete.
(3) Campesino.
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